Así es el insecto tropical invasor que amenaza los viñedos de la Ribeira Sacra
La Consellería do Medio Rural ha confirmado la presencia de ejemplares de cochinilla algodonosa (Planococcus citri) en viñedos de la denominación de origen Ribeira Sacra, una plaga originaria de regiones tropicales y subtropicales que se ha expandido globalmente debido al comercio internacional de plantas y frutas y que ahora amenaza cultivos de alto valor patrimonial en Galicia.
La detección de este parásito se ha producido durante inspecciones fitosanitarias rutinarias realizadas en parcelas de difícil acceso, donde la viticultura heroica convive con condiciones de humedad y temperatura que favorecen la proliferación de organismos invasores.
Se especula que el aumento de las temperaturas en la comarca a lo largo de más meses de los habituales ha propiciado que la cochinilla algodonosa, un insecto chupador que se alimenta de la savia de las plantas, debilitándolas progresivamente y generando melaza, que favorece el desarrollo de hongos como la negrilla, además de atraer hormigas, que protegen la plaga y dificultan su erradicación.
Riesgo extremo
El aspecto blanquecino y algodonoso la hace fácilmente reconocible en brotes, hojas tiernas y racimos y su presencia en los viñedos de la Ribeira Sacra supone un riesgo para la calidad de la uva y la sostenibilidad del cultivo, especialmente en un contexto de cambio climático que favorece la expansión de especies invasoras.
Este nuevo foco se suma a otras amenazas recurrentes en la viticultura gallega, como el mildiu, causado por el hongo Plasmopara viticola, que provoca manchas aceitosas en las hojas y necrosis en los racimos y que en campañas húmedas puede comprometer gravemente la producción; o el black rot, enfermedad provocada por el hongo Guignardia bidwellii, que genera lesiones oscuras en hojas y frutos y que requiere una vigilancia constante y tratamientos preventivos para evitar su propagación.
La coexistencia de estas patologías en un mismo ciclo agrícola obliga a los viticultores a extremar las medidas de control sanitario y a coordinar esfuerzos con los servicios técnicos agrarios para evitar que la presión fitosanitaria comprometa la viabilidad económica y ecológica de los cultivos.
Muchos controles
Los técnicos recomiendan intensificar el monitoreo en parcelas afectadas y colindantes, aplicar tratamientos específicos priorizando métodos ecológicos en zonas sensibles y recurrir al control biológico mediante depredadores naturales como el Cryptolaemus montrouzieri, así como comunicar de inmediato cualquier nuevo foco a los servicios agrarios de la Consellería de Medio Rural para implementar acciones fitosanitarias y no comprometer la producción ni el patrimonio cultural y económico de la región, en un momento en que el cambio climático altera los equilibrios tradicionales del ecosistema agrícola y favorece la aparición de plagas que hasta ahora no se habían documentado en este territorio.
El presidente del consejo regulador de la denominación de origen, Antonio Lombardía, se ha dirigido a la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia para alertar del problema y se interesó por el control de esta nueva plaga.
En O Ribeiro
Se ha reportado su presencia en viñedos situados en la subzona de Amandi, pero desde hace tiempo se sabe que afecta a viñedos de O Ribeiro y O Condado. En algunos casos, en estas comarcas fue necesario el arranque de numerosas vides (se habla de hasta 25 hectáreas) para frenar la expansión de este insecto parasitario.
Sea como fuese, los viticultores de la Ribeira Sacra ha comenzado a estar extremadamente atentos ante la posible proliferación de la cochinilla algodonosa, que puede secar vides e incluso estropear los racimos maduros.
De hecho, en las zonas de Amandi donde se detectó el insecto dejaron sin recoger las uvas afectadas para impedir que malease la calidad del vino.
Un claro salto biológico por el salto climático
La cochinilla tiene un cuerpo blanquecino cubierto por una secreción cerosa que parece algodón. Se instala en brotes, hojas tiernas, tallos y frutos. Se alimenta chupando la savia de las plantas, lo que provoca debilitamiento, caída de hojas y deformaciones. Antes de llegar a la vides afectaba a frutales, plantas ornamentales (ficus, palmeras, croton, kalanchoe) y hortalizas, como pepino, melón y berenjena. Este insecto produce melaza, que favorece el desarrollo de hongos como la negrilla y atrae otras plagas, como hormigas, que protegen a la cochinilla al alimentarse de su melaza.
Hay insecticidas específicos para acabar con ella, como los que contienen aceite de parafina, piretrinas o imidacloprid que hay que aplicar en zonas de acumulación (brotes, envés de hojas); y un control biológico con el uso de enemigos naturales como un escarabajo depredador o parasitoides, como es el caso del Anagyrus pseudococci.


