Esta aldea de Lugo con topónimo agrícola y sin vecinos desde hace décadas refleja la crisis demográfica del rural

Este núcleo del interior lucense forma parte de los 911 núcleos actualmente vacíos registrados por el INE en Galicia
Hórreo en Medeiro. WIKIPEDIA
Hórreo en Medeiro. WIKIPEDIA

A simple vista podría pasar desapercibida: una pequeña aldea que dejó de verse en los censos y hace décadas, como tantos otros. Sin embargo, este lugar de la comarca de A Ulloa se ha convertido en uno de los ejemplos más ilustrativos del proceso de despoblación que sacude al interior de Galicia.

Hablamos de Medeiro, en la parroquia de Barreiro, dentro del municipio lucense de Antas de Ulla. Según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), la aldea figura como deshabitada al menos desde 1999. Y no es una excepción: Medeiro es uno de los siete núcleos sin vecinos actualmente en Antas de Ulla, junto a Campo do Chao, A Parrocha, San Tomé, Barbalde, Nugallás y Casteda.

Su topónimo procede del latín Mētārĭu, derivado de meta con el sufijo -ariu, en referencia a los grupos de haces de cereal colocados de pie tras la siega, tal y como recoge la Real Academia Galega.

Medeiros. JP NASCIMENTO (FLICKR)
Medeiros. JP NASCIMENTO (FLICKR)

Lugo, la provincia más castigada por la despoblación rural

La realidad de Medeiro está enmarcada en un escenario mucho más amplio. Según el Nomenclátor del Instituto Nacional de Estadística (INE), Galicia contaba a 1 de enero de 2024 con 1.912 núcleos totalmente deshabitados, 32 más que un año antes. Y el territorio donde la despoblación se muestra de forma más contundente es Lugo: 911 aldeas de la provincia ya no tienen personas empadronadas, prácticamente una de cada diez.

La tendencia continúa al alza. Solo en el último ejercicio analizado, 22 lugares lucenses más pasaron a engrosar el listado de núcleos vacíos, consolidando una curva ascendente que no parece frenarse.

Los municipios más afectados son Muras y Ourol, ambos con 56 aldeas sin habitantes; les siguen Viveiro, con 47, y Palas de Rei, con 41. En el otro extremo, únicamente cinco concellos de Lugo mantienen todas sus aldeas pobladas: Barreiros, Rábade, Pedrafita, As Nogais y Triacastela.

Un mapa fragmentado y envejecido

El fenómeno no se entiende sin tener en cuenta la estructura de poblamiento de Galicia. La comunidad registra 30.486 entidades singulares de población, casi la mitad de las existentes en todo el país. De ellas, 9.845 pertenecen a la provincia de Lugo, lo que la convierte en el territorio más fragmentado y, por tanto, uno de los más expuestos al abandono.

A esta cifra se suma otro indicador preocupante: las aldeas con un único habitante. Galicia contabiliza 1.169 asentamientos con solo una persona empadronada, y Lugo concentra el 53% de ellos: 614 en total. Hace 20 años esa cifra era la mitad, lo que demuestra la velocidad del proceso de vaciamiento demográfico.

Antas de Ulla, un reflejo del interior

Antas de Ulla no escapa a ese comportamiento. Medeiro encaja en un patrón que se repite en los municipios del interior lucense: núcleos pequeños, alejados de áreas urbanas, con población envejecida y con escasas oportunidades para jóvenes y familias. La pérdida de servicios termina por acelerar el proceso.

A diferencia de otros puntos donde las casas han sido rehabilitadas como segunda residencia, en Medeiro la huella de la vida cotidiana ha ido desapareciendo sin relevo generacional. Aunque existen viviendas construidas en el núcleo, ninguna está actualmente habitada.

Un futuro incierto

Expertos en desarrollo rural insisten en que sin políticas activas y sostenidas, la curva de despoblación continuará subiendo. Entre las medidas más citadas se encuentran la rehabilitación de viviendas, incentivos fiscales, acceso a internet de alta velocidad, transporte adaptado y ayudas específicas para nuevos pobladores y trabajadores en remoto.

Otros territorios de España ya han comenzado a aplicarlas con resultados desiguales, pero en Galicia la escala del problema requiere una actuación más amplia.

Por el momento, Medeiro permanece como un punto silencioso en el mapa. Un lugar cuyo propio nombre remite al cereal y a la actividad agrícola que un día dio sentido a su existencia, y que hoy forma parte de los 911 núcleos vacíos de Lugo, una cifra que se ha convertido en símbolo del reto demográfico más urgente de la provincia.

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