Sucedió en una azotea de Los Ángeles. Un helicóptero trasladaba un corazón al Hospital Keck cuando se estrelló mientras aterrizaba en el citado centro médico. No hubo que lamentar heridos y el corazón no sufrió daños. De este modo, un sanitario se apresuró a rescatarlo y trasladarlo en hielo. Es entonces cuando la historia da un nuevo giro, al tropezar el profesional y salir volando el órgano.
A pesar de tan desdichado periplo, el órgano no sufrió daños y pudo ser trasplantado con éxito poco después.