Opinión

¿Hacia una guerra mundial por el agua?

DENTRO DE escasos meses se cumplirán dos años de la publicación de una encíclica rupturista. Fue algo más que un documento destinado a los obispos. 'Laudato sí' también constituyó un alegato ecológico en defensa de la Casa Común. Sus destinatarios no fueron únicamente los católicos, pues iba mucho más allá. Ahora, de nuevo, el Papa Francisco ha vuelto a sorprender a todos con su compromiso en la defensa de la Madre Gaia. Asume así unas responsabilidades rechazadas por otros líderes mundiales, no siempre ellos a la altura de las circunstancias. En esta ocasión, Bergoglio ha entrado de lleno en un tema habitualmente ajeno a los grandes titulares -de hecho en España la repercusión informativa ha sido mínima-, pero de consecuencias vitales: el acceso al agua. Un agua abundante, limpia, sana, no contaminada.

Durante los pasados días 23 y 24 de febrero, organizado por la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano y la Cátedra del Diálogo y de la Cultura del Encuentro, se ha celebrado en el Vaticano el Seminario sobre el derecho humano al agua. En el mismo participaron 95 personalidades, miembros de un amplio abanico académico, político y social de los cinco continentes. Fueron las palabras pronunciadas en el acto de clausura por Obispo de Roma quienes han vuelto a remover conciencias.

El Papa Francisco alertó sobre el riesgo de un gran conflicto bélico a causa del agua. "Yo me pregunto si en medio de esta tercera guerra mundial a pedacitos que estamos viviendo, no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua". Condición sine qua non para el ejercicio de los demás derechos humanos, según Bergoglio es el respeto al agua. Toda persona debe tener derecho al acceso a agua potable y segura. Con datos de Naciones Unidas, el Papa denunció la muerte diaria de unos mil niños a causa de la ingesta de agua en malas condiciones, unido al consumo de agua contaminada por millones de personas. Si doloroso resulta ver como la legislación de muchos países no contempla el acceso al agua impoluta como un derecho fundamental, más grave considera el Pontífice la eliminación de ese derecho cuando ya está fijado en las leyes. Como no podía ser de otro modo, ve a la educación como un elemento fundamental para la superación de tan grave problema mundial. "Es prioritario también educar a las próximas generaciones sobre la gravedad de esta realidad. La formación de la conciencia es una tarea ardua; precisa convicción y entrega".

Una vez más toda la razón acompaña a este atípico Papa. La posesión del agua es causa de múltiples conflictos bélicos. Unos 700 millones de personas de 43 países sufren las consecuencias de la escasez de agua. Según las proyecciones, en 2025 la cifra superará los 3.000 millones. La privatización del agua es otro de los problemas que se ciernen sobre el líquido elemento. Empresas como Bechtel o Monsanto controlan el agua de varios países. En España, casi el 50% del suministro ya está privatizado. Como dijo el presidente John F. Kennedy hace medio siglo, quien resuelva el problema del agua deberá ser merecedor de dos Nobel: a la paz y a la ciencia.

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