Opinión

Hacia el precipicio demográfico

LA NEGATIVA evolución demográfica de Galicia parece llevarla de forma irremisible hacia un despeñadero social y económico. Hace un  año, Aldrey Vázquez y del Río Franqueira de la Universidad de Santiago de Compostela, en la introducción de su ponencia para el XIV Congreso nacional de Población celebrado en Sevilla, afirmaban que el envejecimiento era la principal característica de la población gallega.

A ella debe unírsele el descenso total de habitantes y el de su peso en el conjunto poblacional del Estado español, pues si en 1857 representaba el  11,49%, en 2006 había descendido a casi la mitad y conformaba únicamente el 6,19%. La semana pasada, dos nuevos estudios han abundado en la dramática situación.

Esas son las conclusiones tanto de Rafael Domenech en la presentación del informe Situación Galicia del BBVA Researchs, como las del análisis del Instituto Galego de Estatística. Frente  al  crecimiento  del 150,3%  experimentado por el conjunto de la población española desde el inicio del siglo XX hasta 2014, el de Galicia fue de poco más del 30%. Además, no fue uniforme, con un mayor dinamismo en las provincias occidentales.

El trabajo antes citado de Aldrey Vázquez y del Río Franqueira habla de dos puntos de inflexión. El primero situado en 1960, momento en el cual se pasa de un continuo y moderado crecimiento a un notable estancamiento, casi de regresión demográfica.

El segundo se localiza en 2010, fecha a partir de la cual se produce un decrecimiento generalizado de la población en toda Galicia. En este contexto de una sociedad que camina de forma inexorable hacia la tormenta perfecta, hacia el tsunami demográfico, el año pasado los mayores de 65 años ya representaban el 23,6% del total de Galicia -28,4% y 30% respectivamente en las provincias de Lugo y Ourense.


Mientras, en el conjunto del Estado español constituyen el 18,10%; y la situación de España, de forma similar a la de buena parte de Europa, no es precisamente para tirar cohetes. En el conjunto de Galicia el porcentaje  de menores  de 16 años apenas supera el 12,5%.

Como muy bien informaba este periódico hace unos días, este mismo año la demografía gallega ha pasado a tener más personas mayores de 85 años que menores de 5. Pero los datos nos remiten a una situación incomparablemente peor. Explosiva. Según las estimaciones del Instituto Galego de Estatística, las dos provincias atlánticas, las más dinámicas en la actualidad, tenderían a converger en envejecimiento con las otras dos en la proyección realizada hasta 2024. Las dos primeras serían quienes mayor envejecimiento muestran.

Así, frente a los 2,4 y 2,8 puntos de crecimiento del envejecimiento de Lugo y Ourense aparecen los 4,2 y 4,5 de a Coruña y Pontevedra. Ante esta situación, en el mejor de los casos, únicamente vagas palabras pronuncian los políticos. Les asiste toda la razón a los dos autores antes citados cuando afirman que son necesarias políticas de largo recorrido, ''sin resultados para una ni dos legislaturas''. El problema radica en el ''cortoplacismo'' mostrado por el conjunto de nuestros políticos y el de su política.

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