Opinión

Unas cuentas nada claras

La negociación del presupuesto local se enturbia en el arranque por la falta de información

EL GOBIERNO local arrancó el año 2017 con el presupuesto prorrogado y provocando el malestar de los grupos que apoyaron la investidura de Lara Méndez, BNG y Lugonovo. La razón fue que la regidora explicó a los periodistas durante un acto que ya estaban negociando, mientras media hora después el portavoz socialista, Miguel Fernández, daba otra versión al informar en rueda de prensa de que se estaba a la espera de entregar un borrador a la oposición para iniciar las conversaciones.

Los dos grupos a los que el PP acusa de servir de muletas al maltrecho gobierno socialista no tardaron en saltar ante las declaraciones de la alcaldesa, ya que aseguran que formalmente solo han recibido el cuadro con las grandes cifras de ingresos y gastos, pero que desconocen cuál es el plan de inversiones previsto y su dotación económica.

De momento, el único dato que conocen es el avanzado por Lara Méndez en el pleno sobre el estado del municipio, celebrado el día de la Lotería, y en el que la regidora explicó que los barrios se llevarán la pedrea de los presupuestos, con un plan dotado con un millón de euros. Esta semana el concejal de infraestructuras, Manuel Núñez, matizaba a este periódico que el plan podría disponer de hasta 1,5 millones y que contemplaría unas 90 actuaciones, desde pequeñas obras de unos 20.000 euros a otras de más envergadura como el ascensor de Fontiñas, que se calcula que costará unos 300.000 euros.


El gobierno local también podría optar por negociar el presupuesto de 2017 con el PP, ahora que en Madrid hay buena sintonía entre partidos


Muchas de las obras que figuran en ese Plan de Barrios han sido demandadas por los diferentes grupos municipales, por lo que es previsible que el gobierno busque ofrecérselas a la oposición para que puedan venderlas como aportaciones propias al presupuesto. El gobierno ya recurrió a esta estrategia en la negociación de las anteriores cuentas y no le fue mal.

Lugonovo será el grupo al que irán dirigidos los principales guiños del gobierno en la negociación. De hecho, esta formación ya había puesto como condición sine qua non para abrir las conversaciones que se presentase la nueva Relación de Puestos de Trabajo, que ya está sobre la mesa. Además, el gobierno local impulsó durante el pasado año algunas de las propuestas hechas por Lugonovo, como la compra de unos baños autolimpiables para el parque Rosalía, y ahora parece que va a ensayar en la calle Vila de Sarria la instalación de adoquines descontaminantes, un material que el grupo que dirige Santiago Fernández Rocha propuso usar en la Ronda da Muralla.

Para buscar el apoyo del BNG o al menos su abstención se pondrán en marcha durante los primeros meses del año iniciativas para reducir el uso del coche privado en la ciudad, como la reducción a 30 kilómetros por hora del límite de velocidad en la Ronda, una propuesta que plantearon los nacionalistas. Además, el gobierno local aseguró que Lugo contará el próximo verano con una zona pública de baño en el Miño, aunque está por ver si será en el parque del Miño o en la zona de As Saamasas, donde el BNG inició los trámites ante la Confederación Hidrográfica para que se permita instalar una escalera de acceso al río.

Y aunque Lugonovo y BNG son, como dice Lara Méndez, los grupos con más afinidad ideológica con el PSOE, el gobierno local también podría optar por negociar el presupuesto de 2017 con el PP, ahora que en Madrid hay buena sintonía entre la gestora socialista y el Ejecutivo de Rajoy.

Sin embargo, el portavoz popular, Jaime Castiñeira, se lamentó de que presentaron hace unas semanas más de cien propuestas para incluir en las cuentas de 2017, pero que todavía no recibieron respuestas de los socialistas.

Por su parte, a Ciudadanos y Ace-EU, que facilitaron al abstenerse la aprobación de los primeros presupuesto de la era Lara Méndez, el gobierno seguramente también les reservará un hueco en el plan de inversiones para incluir algunas de las obras o actuaciones que propusieron durante los últimos meses.

Eso sí, como quiera que la maquinaria municipal puede seguir trabajando con los presupuestos prorrogados, que a nadie le extrañe si hasta el mes de abril o mayo —como ocurrió en 2016— no se produce una aprobación definitiva de las cuentas.

Más vale tarde que nunca, aunque la experiencia demuestra que en medio año resulta imposible ejecutar las inversiones previstas, por muy negociadas que hayan sido con la oposición.

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