Opinión

Se equivocaba el poeta...

LO PEOR QUE le puede pasar a un poeta no es entrar en política y pensar que un grupo de tertulianos esperando carnaza pueda tenerle el mismo respeto que unos estudiantes de Literatura escuchándole una perorata. No, todavía puede haber algo peor y es que al poeta se le ocurra usar a sus musas para generar actividad en pagos tan peligrosos como Twitter. 

Quienes llevamos más de un cuarto de siglo escribiendo en los medios aún nos aguantamos la respiración unos segundos antes de lanzar cualquier mensaje a las redes sociales, por muy meditados que sean. La insacudible autocensura, el celo por la reputación profesional que se haya podido acumular o la certeza que hay alguien esperando para rizar tus palabras provocan que más de una vez uno se limite a compartir las ocurrencias solo con los que están al lado. Sin embargo, a quienes profesan la nueva política, sobre todo si se creen en posesión de la verdad, les cuesta más reprimirse y mientras algunos acaban testificando por su humor negro frente una tribunal, a otros les acaba pasando factura acusar a sus compatriotas de ignorantes y ‘"escravos"’, por muy apresurado que sea el arrepentimiento. 

Un atrevido tuit del diputado lucense Fernán Vello desató un vendaval que solo paró Ferraz

El poeta chairego Miguel Anxo Fernán Vello, diputado en el Congreso de En Marea por Lugo, levantó esta semana con un tuit polémico un vendaval político que solo consiguió amainar la exhibición de facas organizada ante la sede socialista de Ferraz. 

Fernán Vello, que como buen poeta suele granjearse enemigos a cada verso, tenía esperándole a la vuelta de la esquina de su diatriba contra el votante gallego en general y del PP en particular a un ciento de enemigos y también a algún acólito pidiendo su cabeza o, al menos, su deseado escaño. 

El poeta que, como la paloma de Alberti, se equivocaba, respondió a los repoches denunciando una "cacería fascista" contra su persona por parte de los populares, mientras sus compañeros de grupo en el Congreso apelaban al "morreu o conto" después de que el vate pidiese disculpas. 

Claro que una vez se calmó la tormenta, da la impresión de que al ocurrente escritor no le van a pasar ni una más desde su poliédrica plataforma política, donde ha tenido ya más de un enfrentamiento verbal con sus en teoría compañeros. 



Y es que hay formaciones de En Marea, como por ejemplo Esquerda Unida, que no perdonan que su candidatura a liderar la lista al Congreso por Lugo, a pesar de residir desde hace años en A Coruña, no fuese fruto de unas primarias, sino un deseo expreso de su mentor político, Xosé Manuel Beiras, en agradecimiento a quien durante años fue fiel amigo, biógrafo y editor de alguno de sus libros. 

Desde ese momento y sobre todo, tras conseguir acta de diputado en Madrid, la labor de Fernán Vello fue escrutada al máximo y hasta llegaron a circular por internet fotos suyas ocupando plazas de primera clase en el avión a Madrid, donde los 50 minutos de viaje no dan ni para disfrutar del güisqui que uno se puede pedir. 

Aun así, el poeta no tuvo problema para lograr su segunda reelección en junio, a pesar de que siguió sumando enemistades entre compañeros de candidatura hasta el punto de provocar algún pintoresco incidente, como el ocurrido durante un acto de campaña en Ribadeo, en el que impidió al cantautor podemita ‘Josito’ echarse un ‘cantecito’ en medio del mitin, porque había "cousas moi serias das que falar". 

Tampoco parece que ayude mucho a mejorar su relación con los colegas de En Marea lo que le reprochan algunos de sus miembros, que el autor no done una pequeña parte de su sueldo a la coalición, como hacen otros cargos públicos, alegando que él es independiente y no milita en ninguno de los partidos que la integran. 

Por eso al diputado-poeta, lo mejor que le puede pasar es que no haya terceras elecciones, para que quienes piden su cabeza desde la izquierda, como es el caso de Carlos Portomeñe, no fuercen un cambio de candidato por Lugo o contribuyan a minar las posibilidades de que En Marea repita el escaño por la provincia. Además de desearle que no tenga que pasar por una tercera campaña electoral, en la podrían volver a quedar sin pegar carteles del candidato por falta de voluntarios, como ya ocurrió en las últimas contiendas, a Fernán Vello habría que pedirle ya no sentidiño, que se le presume, pero sí unos segundos de reflexión antes de darle a la tecla de enviar mensaje.

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