Opinión

Pisando huevos por la ronda

Como conductores sufriremos la zona 30, pero como peatones o ciclistas la agradecederemos

SEGURO QUE más de una vez, mientras estábamos al volante de nuestro coche, hemos afeado al conductor que va delante a paso de tortuga con un ¡vas pisando huevos! Pues mira por donde que a partir de enero los automovilistas se tienen que ir acostumbrado a conducir a menos de 30 kilómetros por hora por la Ronda da Muralla y a convivir con las bicicletas en uno de los carriles de esta arteria principal de la ciudad.

Para algunos pilotos va a ser todo un examen de paciencia recorrer los dos y kilómetros y medio de la Ronda a esta velocidad, aunque como peatones y, sobre todo, como ciclistas, acabaremos agradeciendo este tipo de medidas, encaminadas a desplazar el tráfico hacia otras calles y también a mejorar la seguridad vial.

No hay que ser un estudioso de la materia para saber que a menor velocidad hay menos riesgo de accidentes mortales, pero si recurrimos al método Power Model de Nilsson veremos que solo con rebajar la velocidad media un 5% se reducirían las cifras de accidentes con heridos un 10% y los mortales, un 20%.

En Lugo no suelen ser muy comunes los atropellos mortales y, curiosamente, el único registrado este año en la ciudad lo protagonizó un furgón de la Policía Local, que al dar marcha atrás arrolló a una anciana que cruzaba un paso de peatones en la Rúa do Freixo, en Casas Baratas. Sin embargo, sí que son comunes los atropellos con heridos y en la gravedad de los casos influye la velocidad a la que se circule, a pesar de que la mayoría de las veces es el despiste del conductor o la falta de visibilidad provocada por coches mal aparcados la causa de los siniestros.


Ahora bien, si lo que se quiere es cambiar los hábitos de desplazamiento de los lucenses habría que revisar muchos más aspectos que la velocidad en la Rond


Una vez asumido que como conductores vamos a tener que levantar el pie del acelerador, el siguiente objetivo de la medida que va a poner en marcha el gobierno local en la Ronda es el de tratar de convencernos de que dejemos el coche en el garaje. Para ello nos propone que nos subamos a la bicicleta en una ciudad en la que, dependiendo de la zona en la que vivamos, necesitaremos diferentes niveles de esfuerzo para desplazarnos, ya que no es lo mismo subir a Lugo -como se decía antiguamente- desde Fontiñas o Acea de Olga que llegar desde A Piringalla o Ramón Ferreiro, por mucho carril preferente que se habilite. Por eso, el gobierno debería de asumir que cualquier medida encaminada a reducir el uso del vehículo particular tiene que ir ligada sobre todo al fomento del transporte público.

De hecho, el nuevo contrato del bus urbano prevé que antes del próximo febrero esté diseñado otro trazado de líneas y frecuencias de los buses urbanos, por lo que el mejor momento para implantar la zona 30 en la Ronda habría sido coincidiendo con esa esperada reordenación del transporte.

Y es por eso que el adelanto en esta implantación de la zona 30 en la Ronda, aprobada hace meses por unanimidad en el pleno municipal, da pie a pensar que obedece a dos razones. La primera, acallar las críticas surgidas a raíz del decreto de la alcaldesa que ordena cerrar antes del 9 de enero el párking de Ánxel Fole por carecer de licencia, una medida que dejará la zona centro sin 390 plazas. Y la segunda, satisfacer al BNG, promotor de la iniciativa para reducir la velocidad en la ciudad, de cara a la negociación del próximo presupuesto. De hecho, el portavoz nacionalista Rubén Arroxo, nada más conocer la noticia, remitió un comunicado con una foto suya de febrero pasado en la que reivindicaba la medida de forma simbólica, colocando una señal de pega en la Ronda, una imagen que incluso llevó al PP a pensar que había sido tomada el jueves pasado tras el anuncio de la alcaldesa.

En el caso del párking, parece que la estrategia provocó el solapamiento deseado. Además, lo más probable es que se acuerde una moratoria para el cierre de estas instalaciones y no haya ese colapso del tráfico que un estudio pagado por la empresa vaticinaba. En cuanto al apoyo del BNG a las cuentas, seguro que será difícil que los socialistas lo logren, aunque una abstención sí que es probable que se dé por descontada.

Ahora bien, si lo que se quiere es cambiar los hábitos de desplazamiento de los lucenses habría que revisar muchos más aspectos que la velocidad en la Ronda y sirva como ejemplo el trajín de un día de semana en el aparcamiento del Concello en el antiguo seminario para comprobar que ni concejales ni funcionarios renuncian a llevarse su coche al trabajo.

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