Opinión

Muramiñae, futuro o eslogan

A LUGO le volvió a caer el mes pasado un saquito de millones de fondos europeos destinados a proyectos de desarrollo urbano sostenible o lo que es lo mismo, a fomentar la inversión pública allá donde la privada no ve rendimiento a corto plazo. Serán un total de 10 millones de euros de la UE más otros 2,5 aportados por el Concello que se destinarán al plan Muramiñae, da muralla ao Miño, un buen eslogan para denominar el espacio todavía virgen de la ciudad que hay entre el barrio de O Carme y el entorno del Pazo de Feiras e Congresos, pero que de ejecutarse con sentido supondrá un gran paso para acabar con ese otro dicho que reza que Lugo vive de espaldas al río.

El primer objetivo de este plan debería ser la recuperación de O Carme. El denominado boom del ladrillo tenía a principios de este siglo en el punto de mira a esta especie de milla de oro urbanística. El gobierno socialista diseñó por aquella época un plan parcial que satisfacía a propietarios y promotores, quienes ya habían pintado sobre planos las torres con vistas al Miño que allí se iban a construir. Sin embargo, la Xunta tumbó aquellas ansias desarrollistas con el aplauso del PP local, lo que acabó en un divorcio entre la asociación de constructores y los populares que todavía colea hoy en día.

El PXOM vino a ser después la solución para reordenar la zona y una sentencia que obligaba al Concello a hacerse con terrenos para destinarlos a zonas verdes y viales, compensando así el alto grado de edificabilidad que le dio el PGOU, ayudaría a evitar que la Ronda do Carme se convirtiese, como Fontiñas, en otra muralla más de Lugo.

Sin embargo, la crisis del sector de la construcción dejó de nuevo aletargados los solares de esta zona, donde algunos propietarios todavía cultivan huertas para autoconsumo, mientras O Carme fue agudizanzo aún más su deterioro.

El futuro de este barrio y de los que continúan hasta el Miño -A Cheda y A Ponte- pasa ahora por esa inversión millonaria del proyecto Muramiñae, que de momento solo es una idea que deberá concretarse y para lo cual el gobierno socialista está dispuesto a recibir aportaciones de la oposición, aun a sabiendas de que este puede ser el mejor y quizá único logro a rentabilizar electoralmente por el equipo de Lara Méndez en 2019.

Entre las primeras iniciativas que podrían financiarse con el plan Muramiñae estaría el encargo de un detallado estudio arqueológico de la zona, donde se llegó a apuntar la posibilidad de que estaría soterrado el anfiteatro de la ciudad, aunque de momento las catas realizadas por los técnicos del Concello no localizaron vestigios de ese tipo. Este estudio y los posteriores hallazgos darían además pautas para el futuro desarrollo inmobiliario de la zona.

El acondicionamiento del Camiño Primitivo, que discurre entre Porta Miñá y el puente romano, también parece que va a ser otra prioridad, dado que con la reciente declaración de la ruta como Patrimonio de la Humanidad se va a multiplicar la afluencia de peregrinos por un tramo urbano que a día de hoy dista mucho de estar presentable.

Franqueada la Ronda do Carme, el proyecto financiado con fondos del Edusi debería incidir en el arreglo y creación de nuevas sendas para peatones o bicicletas hacia el Miño, así como en la construcción de una pasarela que salve la carretera N-VI a la altura del estadio Anxo Carro, una infraestructura que tendría que financiar el Ministerio de Fomento, pero que por su envergadura bien podría asumir la el Ayuntamiento.

Este ministerio, que acaba de estrenar titular, también tendría que encargarse de la creación de un nuevo enlace entre A Volta da Viña y la N-VI que facilite la peatonalización de la Calzada da Ponte, una demanda de los vecinos y de los cada vez más usuarios del parque del Pazo de Feiras. Sin embargo, para acelerar los plazos el Concello estudia encargar el proyecto a través del Muramiñae.

Ya en el entorno del puente romano, otra actuación que se bajara impulsar a través de este plan sería la creación de un parque temático castrexo-romano, una idea planteada en su día por el grupo de Ciudadanos y que trataría de impulsar turísticamente un barrio que se resintió económicamente con la peatonalización del viejo puente, pero que con inversiones podría recuperarse como zona de ocio durante todo el año.

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