Opinión

Los restos del Urban

A falta de obras acabadas, la UE incluye los contenedores soterrados en un vídeo del plan

EL MILLONARIO plan Urban al que Lugo optó durante años y que, después de haberle sido arrebatado por Pontevedra y Ourense, pudo conseguir en 2008, está a punto de finalizar sin que en la percepción del ciudadano se atisbe una profunda transformación del casco histórico. Sin embargo, es cierto que los más de 15 millones de euros invertidos -entre el dinero aportado por la UE, el Gobierno central, la Xunta y el Concello- han servido para recuperar edificios y espacios públicos que difícilmente se habrían podido acondicionar con el cada vez más limitado capítulo inversor del presupuesto municipal.

El gobierno informaba esta semana en la comisión de cuentas de los restos del plan, cuyas obras deben de estar finalizadas en abril para recibir el visto de bueno de Bruselas. La rehabilitación de la vieja cárcel, que con un coste de más de cinco millones acaparó el grueso del gasto de plan, sigue coleando y de las dos fases en que se dividió el proyecto de obras todavía ninguna está completa. De hecho, el gobierno local incluso decidió prescindir de algunos de los equipamientos previstos, como el elevador del escenario del salón de actos, tras rescindir el contrato con la adjudicataria por las deficiencias detectadas, y porque no hay tiempo para convocar un nuevo concurso.

Esta es solo la última vicisitud de un proyecto que estuvo parado por la quiebra de una de las constructoras y que fue modificado a medida que aparecían restos arqueológicos, deficiencias y demás problemas.

El futuro centro cultural no es la única gran obra del plan Urban pendiente de inaugurar, ya que el denominado edificio de nuevas tecnologías, ubicado en la parte trasera del concello, sigue cerrado a falta de que se complete su equipamiento. Aunque recientemente hasta se instalaron carteles que invitan al transeúnte a entrar y ver los restos de una antigua basílica romana, de momento nada se sabe sobre la actividad que se desarrollará en un centro en el que se invirtió casi un millón de euros del Urban, entre gastos de construcción, expropiaciones, demolición y trabajos arqueológicos.

Un tercer gran proyecto del plan europeo, la rehabitación de la plaza de abastos -en la que ya ejecutaron obras por 1,4 millones-, también corre el riesgo de quedar inconcluso una vez finalice el plazo del plan, ya que la reforma del sótano, que tiene un coste de 700.000 euros, ni siquiera se inició aún. Mientras, otra actuación del plan Urban abierta hace tiempo, la unión de la Praza de Santo Domingo y Quiroga Ballesteros a través de Carril do Son y Calella do Hospital, ya presenta deterioro en el mobiliario.

Los más curioso es que la actuación ejecutada con este plan elegida por la Comisión Europea para incluir en un vídeo promocional del Urban en Galicia son los contenedores de basura soterrados del centro, una obra que pese a estar bajo tierra, al menos sí está acabada.

Patrimonio eclesial sin uso
El Obispado mantiene prácticamente sin actividad uno de los edificios civiles de más valor patrimonial del casco histórico, el Palacete de Velarde, del que solo ocupa los bajos para dar cabida al comedor San Froilán. Las habitaciones, aulas o estancias que en su día acogieron una residencia de estudiantes y un centro social de la orden de María Inmaculada están sin uso desde 2010 y no hay proyectos a la vista para dárselo.

Lo barato sale caro
Algunas cuantiosas rebajas en contratos de obras municipales se demostraron después que fueron temerarias y hubo que hacer modicados, como ocurrió con la rehabilitación de la vieja cárcel, la nueva sede de la Policía Local o la biblioteca de A Piringalla. El Concello acaba de adjudicar la humanización de la Praza Agro do Rolo con una rebaja de 83.000 euros sobre el presupuesto previsto. Esperemos que lo barato no salga caro.

Periodistas sin siglas
Los periodistas celebran esta semana a su patrón, San Francisco de Sales, una cita que sirve para recordar que los profesionales solo se deben a su trabajo y no a ninguna sigla política. De hecho, en los últimos meses se incorporaron al Concello dos periodistas que años antes habían trabajado para partidos de distinta ideología, mientras el PP acaba de fichar a una antigua trabajadora del PSOE. Así debe de ser.

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