Opinión

Los municipales invisibles

El vecino pide más policía local en la calle, pero los agentes acusan al gobierno de ignorarlos

ESTA SEMANA los grupos municipales debatieron ampliamente sobre la actuación de la Policía Local. Fue en la comisión de quejas y sugerencias, un foro que quizá no sea el más adecuado para este asunto, pero al que cada mes llegan a cuentagotas reclamaciones de los ciudadanos en las que casi siempre aparece la velada crítica de que no se ven agentes en la calle.

El caos de tráfico, cuya competencia corresponde a este cuerpo policial, es el principal motivo de queja vecinal, así como la falta de vigilancia de los espacios públicos, a pesar de que esta cuestión depende principalmente de la Policía Nacional.

Aunque a nadie le gusta encontrarse un papelito azul en el parabrisas por haber parado "unos minutos" en zona prohibida, en algunas de esas reclamaciones que llegan al Concello se acusa a la Policía Local de hacer la vista gorda a los coches en doble fila o encima de las aceras que a diario se pueden ver delante de los colegios. Pero lo cierto es que tampoco hay una orden de la alcaldesa, la máxima responsable del cuerpo, para que se ataje el problema, quizá porque desde su toma de posesión se han sucedido tres campañas electorales en las que a ningún gobierno le gusta tener al votante cabreado.


Al gobierno local y a la ciudad le vendría bien no ignorar los problemas de este cuerpo para después exigirle un trabajo eficaz

Los policías se quejan de que sigue sin renovarse el equipo de comunicaciones


Y es que curiosamente, la última vez que un agente llenó su libreta de matrículas infractoras fue durante la celebración de un concurrido mitin socialista en la etapa de mayor tensión entre el gobierno de José López Orozco y el sindicato con más afiliados en la Policía Local, CSI-CSIF. Desde aquella anecdótica intevención policial, la actividad recaudatoria por multas en la ciudad la acapara el polémico fotorrojo de la Ronda da Muralla, así como los radares fijos, mientras que las sanciones por estacionamientos irregulares casi siempre se derivan de una llamada de un ciudadano afectado.

La alcaldesa mantiene además la estrategia ‘leseferista’ con la Policía Local que se vivió en los últimos años de Orozco, con un director del cuerpo y unos mandos con amplia autonomía para organizarse o reforzar turnos cuando se precisa, aunque sea a base de multiplicar las horas extra hasta llegar a las 9.000 en los ocho primeros meses del año, una situación que solo se justifica por las limitaciones de la plantilla y por el acuerdo firmado en 1991 por el PP con los sindicatos, que rebajó la jornada laboral de los agentes a 26 horas a la semana, frente a las 37,5 del resto de funcionarios.

Pero ventajas horarias al margen, la idea generaliza entre los agentes es la de que el actual gobierno local ignora las demandas que desde hace años se vienen haciendo desde este cuerpo, empezando por la necesidad de sacar a concurso nuevas plazas que sirvan para renovar la edad media de los agentes. En la actualidad, la plantilla está compuesta por 122 policías, aunque en los últimos años se han perdido 22 efectivos debido a jubilaciones para las que no hubo reposición y, además, este año habrá nuevas bajas. Las últimas incorporaciones que se realizaron fueron para crear la Agencia de Movilidad, una unidad polémica porque limita la actuación de los agentes a la regulación del tráfico, por lo que algunos sindicatos reclaman que las cuatro plazas que ahora existen pasen a convertirse en puestos de policía local.

No es el único problema que afecta a este cuerpo, que precisa de una nueva estructura con menor presencia de mandos y más agentes de calle, así como de un área de formación y reciclaje no solo para adaptarse a las nuevas tecnologías, sino también para afrontar intervenciones donde puede haber conatos de violencia. Como ejemplos cabe recordar el tumulto provocado por la detención de manteros durante el San Froilán de 2013 o la intervención para disolver una fiesta el pasado Fin de Año y que acabó con varios heridos, entre ellos seis agentes y un menor.

También se quejan los policías de que sigue sin renovarse el equipo de comunicaciones, lo que obliga a las patrullas a tener que hablar a través del telefóno móvil o la mensajería instantánea, y de que no se acabe de poner en marcha la prometida oficina en la zona centro, que facilitaría la atención al ciudadano. También piden que la coordinación con el resto de fuerzas del orden no se limite a las reuniones de la junta local de seguridad.

Al gobierno local y a la ciudad le vendría bien no ignorar los problemas de este cuerpo para después exigirle un trabajo eficaz. Entretanto, seguiremos escuchando lamentos y quejas de uno y otro lado.

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