Opinión

Lío enorme en el grupo del PP

A MARIANO RAJOY le parece un lío enorme la situación política que vive el país porque ninguna otra fuerza, al margen de la suya, quiere darle los votos necesarios para ser reelegido como presidente. Ahora solo queda por saber cómo definiría las últimas operaciones judiciales contra su partido en Valencia y Madrid, donde la gravedad se incrementa exponencialmente hasta el punto de precisar una catarsis urgente.

Pero tirando de diccionario ‘rajoylógico’, lío también serviría para definir el embrollo en el que está envuelto el PP de Lugo a cuenta de la renovación de su directiva por la marcha de José Manuel Barreiro.

Elena Candia, a quien da la impresión de que se le había diseñado una sucesión tranquila y con los tiempos medidos por parte de la actual dirección, se encontró con que la delegada de la Xunta, Raquel Arias, no renunciaba a dar la batalla, como ya había hecho con la candidatura a presidir la Diputación en 2015.

Por aquel entonces no llegó a haber ganadora, pero el próximo lunes, con la elección de compromisarios para el congreso provincial, comenzará a dilucidarse el resultado de un proceso que, internamente, está creando más fisuras de las deseadas en un partido donde suele funcionar la orden de prietas las filas y que, precisamente, usa como arma arrojadiza la división de sus rivales políticos.

La campaña de captación de apoyos está poniendo en la encrucijada a muchos militantes pero, sobre todo, hizo aflorar los desencuentros entre algunos cargos a nivel provincial y local que, en el caso de la capital, están creando un cisma en el grupo municipal que corre el riesgo de enquistarse para lo que queda de mandato.

La chispa de este lío enorme que se avecina en el PP municipal la prendió la decisión del concejal Enrique Rozas de apostar decididamente por la candidatura de Candia, en una demostración de lealtad a Barreiro, su gran valedor en el PP frente a las disputas con su jefe de grupo, Jaime Castiñeira.

Tras anunciar Raquel Arias que iba a disputar la presidencia del partido en Lugo, comenzó a forjarse la división entre los ediles del Concello. Al conocerse que Mari Teijero podría integrar la futura ejecutiva de la delegada de la Xunta, Castiñeira tuvo más fácil justificar su alineamiento con la soberina y demostrarle a Candia que no sale gratis el bloqueo a la designación de Teijeiro como directora xeral de Inclusión Social. La edil tuvo que renunciar a ese puesto porque tenía que dimitir como diputada provincial y la portavoz popular no quería quedarse con un voto menos en un pleno en el que el PSOE podría sacar adelante los presupuestos de la Diputación. No fue la única damnificada, ya que, colateralmente, el exconcejal Ángel Trabada se quedó a las puertas de sustituir a Teijeiro en el Concello, una buena razón para justificar que el presidente de Amigos del Camino de Santiago esté haciendo campaña en favor de Raquel Arias.

Polarizado el grupo municipal, solo quedaba por saber cómo se irían alineando el resto de concejales, pero la sorpresa llegó tras conocerse que la mayoría se quedaba con el sector oficial que lidera Candia. Así, la médico Encarna Amigo, afín a Barreiro, manifestaba esta semana su apoyo al oficialismo, mientras se conocía que la presidenta del Colegio de Veterinarios, Ana López Pombo, recién afiliada al PP, compartiría ejecutiva con el también veterinario Ramón Carballo si gana Elena Candia, a la que también apoyan Carmen Penelas y Manuel López. Este último es quizá el edil al que más dolores de cabeza le ha provocado la decisión de decantarse por una u otra candidata, ya que en teoría era uno de los hombres de confianza de Castiñeira, quien incluso le asignó una dedicación exclusiva al grupo. Mientras, Antonio Ameijide e Isabel Devesa tratan de mantener con más discreción sus apoyos, quizá para no echar por tierra sus posibilidades como jóvenes políticos.

El lío enorme que se avecina en el grupo del PP puede llegar si, como acreditan los avales presentados por una y otra candidata, Elena Candia se hace con los mandos del PP de Lugo. La alcaldesa de Mondoñedo prevé impulsar un congreso local en la capital, que podría acabar con el liderazgo de Castiñeira, y de ser así, el rumbo del grupo municipal podría cambiar de manos precisamente en un momento en el que los populares se estaban haciendo fuertes gracias a la sucesión de problemas que arrastra el gobierno de Lara Méndez.

Quedan más de tres años de mandato en el Concello y también de una convivencia en el grupo municipal que puede quedar enturbiada por una disputa por el poder entre dos lideresas con carácter. Que en el PP hay un lío enorme quizá es exagerar, pero era por usar un término del primero de los populares.

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