Opinión

La movilidad ya da pasos

El gobierno local pone la directa al impulsar el concurso del bus y cerrar la Ronda peatonal

EL GOBIERNO LOCAL empieza a salir del atasco en el que se vio sumido después de haber cambiado el piloto que durante 16 años estuvo al volante. Y eso a pesar de que la gestión municipal sigue dejando cada semana episodios "inexplicables", como calificaba el portavoz de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha, el caos vivido el pasado miércoles en una guardería del Concello por la falta de previsión a la hora de cubrir las bajas de cinco cuidadoras que tenían que comparecer en un juicio.

Ese incidente o los cortes de luz por falta de pago en varios edificios municipales solo contribuyen a minar el crédito del trabajo del gobierno socialista, por muchas horas que le dediquen al día tanto la regidora como su equipo, aunque a veces los contratiempos se compensan con el desatasco de asuntos que daba la impresión de que estaban gafados.

Es el caso del concurso del transporte urbano, que en su momento fue abordado a destiempo por el anterior gobierno y que tras dos años de tramitación parecía estar en un callejón sin salida. Finalmente, tras ser desestimado en agosto el recurso contra su exclusión presentado por una de las tres empresas que optaban a este millonario contrato, la mesa de contratación celebró esta semana una reunión para abrir la oferta económica de las otras dos firmas, pertenecientes al grupo lucense Monbus y al catalán Marfina Bus.

El precio por kilómetro que ofrece la compañía que dirige Raúl López -6 céntimos menos que su rival y 20 por debajo del máximo contemplado en el pliego de condiciones, que era de 2,3 euros- la convierten en virtual ganadora del concurso y le permitirán mantener al menos diez años más -con opción a cinco de prórroga- una concesión que ya gestiona desde hace medio siglo.

La oferta económica tan competitiva de Monbus en este concurso tiene como principal explicación el interés del empresario lucense por continuar con un servicio de bus urbano que había puesto en marcha su padre en Lugo, aunque además de ese aspecto sentimental, hay otro puramente de imagen empresarial, dado que un grupo de transportes puntero en España no puede permitir que se le cuele en su ciudad la competencia. Y es que Monbus, cuyo principal negocio está fuera de Lugo, tiene sin embargo su base de operaciones en la ciudad, donde también reside su máximo responsable.

Pero al margen del interés de los empresarios por una concesión que le cuesta al año a las arcas municipales unos 2,5 millones de euros, la importancia de la resolución de este concurso, que ahora está pendiente de la presentación de los informes técnicos, es que va a abrir el camino a la reordenación de un servicio que en los últimos años ha sufrido una sangría de usuarios.

La implantación de un transporte urbano puntual, ágil y adaptado a las nuevas tecnologías será además la base para poner en marcha ese plan de movilidad que desde hace años espera en un cajón a que un gobierno local valiente se decida a ejecutarlo. Antes el futuro adjudicatario deberá presentar en un año un estudio para tratar de mejorar el servicio, reorganizando las líneas y ofreciendo la posibilidad de que el usuario pueda saber en las paradas o a través de su móvil cuánto tiempo tardará en llegar el próximo bus. De hecho, este último sistema ya existe desde hace años y dejó de funcionar sin que nadie diese una explicación convincente de por qué, aunque ahora será la concesionaria la responsable de su mantenimiento.

Las previsiones del gobierno local apuntan a que a finales de enero se confirme la adjudicación del concurso a Monbus y, si no hay recursos, el contrato podría firmarse acto seguido, para empezar sin más dilación a reordenar la movilidad de una ciudad que se resiste a dejar el coche en casa.

La otra buena noticia de esta semana para quienes defienden un Lugo para los peatones es el cierre definitivo al tráfico a partir del próximo lunes del tramo peatonal de la Ronda entre Bispo Aguirre y la puerta de Campo Castelo, un pequeño avance pero que demuestra que el gobierno de Lara Méndez apuesta por una ciudad con menos coches, aunque estos días esté tomada por los tractores.

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