Opinión

La estación sin maleteros

AUNQUE MI infancia transcurrió en las inmediaciones de la estación de Renfe de Lugo, la primera vez que me subí a un tren de largo recorrido fue con 18 años, camino del Bilbao, toda una experiencia que me hizo desistir de usar de forma habitual este medio de transporte para desplazarme desde mi ciudad.

Claro que a finales de los 80, mientras el tren de Lugo era caro, lento y hasta poco higiénico, en el País Vasco resultaba el método más rápido y barato para desplazarse a lo largo de las dos orillas del Nervión o entre localidades cercanas, gracias a un servicio gestionado directamente por el Gobierno Vasco.

Casi treinta años después de aquella experiencia, el ferrocarril en Lugo solo ha ido a peor y aunque la presión política ha servido para implantar un servicio de Alvia con Madrid, que rebaja a poco más de seis horas el viaje con la capital de España, la estación de Lugo es un páramo durante gran parte del día hasta el punto de que si alguien quisiera dedicarse al oficio de maletero no sacaría en propinas ni para pipas.

Y ya no es que Lugo se queje de que sea una de las pocas capitales de provincia que ha quedado al margen de las redes de alta velocidad en España, el problema es que la desproporción entre la inversión en autovías y ferrocarril en la provincia en las últimas décadas ha convertido este último medio de transporte en residual para los desplazamientos de corto y medio recorrido, mientras que en larga distancia aún resulta viable porque los tiempos se acortan cuando el convoy abandona tierras gallegas.

El Ave tiene fecha de llegada a Galicia para 2018, la provincia de Lugo se quedará a un paso de modernidad, porque será necesario llegar a las estaciones de Ourense, Santiago o A Coruña para poder subir en un tren rápido


La crisis primero y luego el parón de un año sin gobierno fueron y son las excusas usadas para justificar la paralización de proyectos para reimpulsar los servicios ferroviarios, como la estación intermodal, proyectada para facilitar la combinación de bus y tren de largo recorrido y de la que por ahora solo conocemos una maqueta que durante meses estuvo expuesta en los bajos de la casa consistorial.

La intermodal estaba también pensada para facilitar la llegada de la alta velocidad a la ciudad, por lo que también se llegó a alegar que el proyecto se paralizó por si los estudios recomendaban trasladarla a otra zona en caso de que el puente de A Chanca no sirviese para este tipo de trenes. Ahora que se sabe que Lugo se conforma con una modernización del trazado hasta Ourense que recorte tiempos hasta llegar a una estación Ave, resulta ilógico que se aplace más tiempo un proyecto que además serviría para reimpulsar un barrio degradado.

Por ello, mientras esperamos a conocer los primeros Presupuestos Generales del Estado del nuevo mandato de Mariano Rajoy, partidos y colectivos sociales como la denominada plataforma Lugo non Perdas o Tren, reclaman que se incluyan partidas suficientes y no solo simbólicas tanto para retomar el proyecto de intermodal como para implantar mejoras en la red ferroviaria lucense. Incluso está prevista para el sábado 17 de diciembre una singular protesta en la Praza Conde de Fontao en la que se anima a los lucenses a llevar maletas para visualizar que en Lugo también se viaja, aunque por regla general usando otros medios de transporte con más oferta de servicios.

La pescadilla que se ha mordido la cola en el tren de Lugo durante las tres últimas décadas es que el número de viajeros ha ido descendiendo por el recorte de servicios y por la competencia en tiempos y precio del autobús. Porque si no hay cifras de pasajeros que avalen la inversión, las administracionesse llevan el dinero público a otros lugares. Sin embargo, en Galicia se ha demostrado que la mejora del ferrocarril se ha traducido en un aumento de los viajeros y los últimos datos aportados por Renfe así lo demuestran, ya que la gallega, con un 14,3%, fue la comunidad que más incrementó los pasajeros a Madrid en los últimos doce meses.

El Ave tiene fecha de llegada a Galicia para 2018 y aunque el nuevo ministro de Fomento advirtió de que ese plazo podría ampliarse algo más, la provincia de Lugo se quedará a un paso de modernidad, porque será necesario llegar a las estaciones de Ourense, Santiago o A Coruña para poder subir en un tren rápido. Aun así, Íñigo de la Serna se comprometió ante el presidente de la Xunta a "priorizar" las obras en la línea Lugo-Monforte-Ourense, aunque las promesas de ministros de ese departamento se acumulan en la hemeroteca y donde los lucenses quieren leerlas es en el BOE.

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