Opinión

La alargada sombra de Orozco

El exalcalde está presente en cada pleno, donde la oposición lo ataca y el PSOE ni lo cita

HAN PASADO YA ocho meses desde que José López Orozco decidiese dejar el Concello tras 16 años como omnipresente alcalde y su nombre sigue escuchándose todavía en cada pleno maratoniano de los que se han celebrado en el presente mandato. El problema es que las alusiones al exregidor casi siempre llegan desde los grupos de oposición para vincular su gestión con los casos de corrupción investigados por la Justicia, sin que apenas encuentren réplica por parte del grupo socialista.

Quizá por eso el exregidor se ha decidido a pasar a la acción y, como ya no puede ejercer la defensa de su honorabilidad en el pleno, optó por utilizar la vía judicial para tratar de acallar a quienes le fustigan a cada paso. El primer concejal con el que se quiere citar en los juzgados tras considerar como injurias y calumnias unas declaraciones suyas es con Carlos Portomeñe, portavoz de Ace-Eu y que en los últimos años no ha dejado de atacar al exregidor, primero a través de los medios de comunicación y, tras acceder a la corporación, en las sesiones plenarias.

La querella era presentada en los juzgados por los abogados de Orozco el mismo día en el que en el salón de plenos volvía a ser citado el exalcalde durante el debate de varias mociones y, en especial, en la comparecencia del edil de personal, Daniel Piñeiro. El PP le había instado a dar explicaciones sobre las acusaciones lanzadas en enero por el sindicato Comisiones Obreras, que aseguró que desde el año 2006 fueron creados de forma irregular más de 100 puestos en el Concello. El concejal popular Antonio Amejide, a quien Jaime Castiñeira está traspasando protagonismo en los plenos, desgranó antes de la intervención de Piñeiro toda suerte de titulares sacados de las declaraciones judiciales del caso Pokemon, en las que se acusaba a Orozco de fomentar la contratación a dedo de personal.

No fue el único edil que aludió al exregidor, ya que Inaki García, de Lugonovo, se atribuyó la responsabilidad de haber forzado su salida del Concello, mientras que Portomeñe acusaba a Orozco de haber protagonizado un incidente en la calle con una funcionaria a la que habría abroncado por facilitar a CC.OO. la información sobre los puestos denunciados.

Piñeiro, hijo del que fuera compañero de Orozco en la corporación y que entró en el Concello por la renuncia del exregidor, calificó de «cotilleo» el incidente citado por Portomeñe y, tras pasar de largo por las referencias al caso Pokemon, aseguró que la política de personal de la etapa anterior era conocida por los sindicatos, por lo que se limitó a defender el trabajo desarrollado por él desde que entró en el Concello.

Tampoco la alcaldesa, que intervino tras finalizar la comparecencia de Piñeiro, quiso responder a las acusaciones, aunque sí se lamentó de que los populares les hubiesen acusado de ser unos corruptos.

Solo en un momento del pleno hubo un atisbo de defensa de la gestión de Orozco por parte del portavoz socialista, Miguel Fernández, que durante el debate de una moción aseguró que sus amigos de Viveiro hace años definían a Lugo como un pueblo grande y que fueron los gobiernos socialistas los que desterraron esa imagen al urbanizar barrios en los que antes había «corredoiras».

Parece difícil que la alargada sombra del exregidor abandone el pleno en lo que queda de mandato, pues así lo quiere la oposición, aunque cualquier referencia crítica con su gestión bien podría ser cumplidamente replicada por los socialistas, sobre todo porque la mitad del grupo tuvo responsabilidades de gobierno en la anterior etapa.

Ya que al exalcalde no se le organizó de momento ningún homenaje por parte de los suyos, quizá por la convulsión en la que vive el PSOE lucense desde las elecciones municipales de 2015, al menos sus excompañeros podrían defenderle en el debate político, pues en el judicial ya está asesorado.

Y mientras es citado a cada poco en el consistorio, Orozco mantiene un bajo perfil público desde que el 11 de junio ofreciese una rueda de prensa para anunciar su marcha de la política. Desde entonces, ni siquiera interactúa en las ardientes redes sociales, donde publicó sus últimos mensajes el pasado verano para dar dos pésames. Descansen en paz.

Artículo publicado el sábado 27 de febrero en la edición impresa de El Progreso.

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