Opinión

El balance del barbecho

LARA MÉNDEZ hizo balance el jueves de sus primeros 18 meses como alcaldesa consciente de que la imagen que transmite su gobierno es la de un gestor al que se le acumulan los problemas y que sufre para darles una solución. De hecho, la regidora llegó a admitir que en algunos departamentos municipales la falta de personal afecta al funcionamiento, como se ha demostrado que ocurre en la Policía Local, aunque para justificarse volvió a recurrir a la polémica ley de Montoro, un ministro al que, como le recordó el portavoz de Ace-EU, volvió a aupar el PSOE al dejar gobernar a Rajoy.

Pero el balance a presentar era el del gobierno de Lugo y la alcaldesa enfatizó como grandes logros de su gestión la capacidad para aprobar en dos ocasiones las ordenanzas fiscales, así como un presupuesto. Si a ello unimos la captación de 22 millones de euros en fondos europeos o la reducción de la deuda municipal hasta los 5,5 millones de euros, cuando hace 16 años era de 46, el resultado bien daría para darle nota al ejecutivo socialista si no fuera porque en la ejecución de inversiones más parece el balance de un año en barbecho, ya que en infraestructuras viarias, a 30 de septiembre, se habían gastado solo 64.000 euros de los casi 1,2 millones presupuestados.

Y es que si al cierre de 2015, un ejercicio compartido por los gobiernos de Orozco y Méndez, el Concello solo había ejecutado el 28% de la inversión, este año pinta parecido, por lo que muchos de esos proyectos destinados a arreglar calles y pistas rurales o a crear dotaciones seguirán empantanados a la espera de que se recuperen en un nuevo presupuesto.

¿Y por qué esa incapacidad para invertir?, se pregunta el ciudadano. Pues el principal argumento del gobierno local es que cada proyecto precisa de una tramitación que, teniendo en cuenta el ritmo "hawaiano" de la administración -como así lo definió ayer el portavoz de Lugonovo, Santiago Fernández Rocha-, se retrasa tanto el proceso que resulta imposible licitarlo en el mismo año.

Aun así, la regidora aseguró que durante estos 18 meses su ejecutivo llegó a aprobar 181 expedientes de contratación en junta de gobierno, aunque grandes proyectos como la vieja cárcel o el edificio de nuevas tecnologías siguen sin ver la luz, mientras que otros como la reforma de la plaza de abastos se inauguraron sin rematarse.

La lenta tramitación también afecta a la renovación de contratos de servicios con empresas externas. Ciudadanos asegura que en la actualidad se pagan 11 millones de euros al año a empresas sin contrato y grupos como el PP calculan que podría generarse un ahorro del 20% si se readjudicasen. Sin embargo, el gobierno tiene otra versión y dice que con la implantación de cláusulas sociales para trabajadores de las concesionarias esa rebaja quedará diluida e incluso puede que se encarezca el servicio.

Pero si hay un problema que empaña la labor del gobierno socialista ese es la gestión de personal y, de hecho, gran parte de los ataques de los portavoces de la oposición se lanzaron hacia esa línea de flotación del Concello. La alcaldesa anunció que la próxima semana presentará la nueva RPT, que reorganiza la plantilla municipal para tratar de reforzar departamentos casi colapsados con personal de servicios con menos carga de trabajo. Además, Méndez prevé implantar el control horario de los funcionarios, una medida que suena más bien a aviso a navegantes, ya que los sistemas llevan años instalados pero nadie fue capaz de conectados.

Pero si algo quedó demostrado durante el debate del jueves es que no hay una alternativa viable desde la oposición para cambiar el gobierno durante lo que queda de mandato. Primero, porque la oferta de pacto de izquierdas que planteó Fernández Rocha a las fuerzas de este arco ideológico no encontró respuesta y hay quien cree que sería un suicidio para Lugonovo pactar en solitario con el PSOE.

Tampoco quiso coger nadie el guante lanzado por la portavoz de C’s, Olga Louzao, para presentarle una moción de censura a la alcaldesa. Ni siquiera el PP, beneficiario de una crisis de gobierno escuchó los cantos de sirena, consciente de que se necesitarían 13 firmas para hacer efectiva esa moción. Así que Méndez y su edil de economía, Ana Prieto, ya pueden sentarse a negociar tranquilas otro presupuesto. Otra cosa será ejecutarlo, aunque si no se consigue será culpa de Montoro.

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