Opinión

Día de la marmota municipal

Los problemas enquistados provocan que en el Concello parezca que todos repiten curso

ACABAN LAS vacaciones y la vuelta a la rutina en el Concello coincide con una campaña electoral que provocará que septiembre sea también un mes con políticos trabajando a jornada partida, la mitad para su partido y la otra mitad para ellos. Luego en octubre nos meteremos de lleno en el San Froilán, que este año llega salpicado por la incertidumbre de si habrá casetas del pulpo y en qué condiciones, de tal forma que hasta que se entone el pobre de mí la gestión municipal seguirá reducida a organizar fiestas y procesiones, pero sin atacar los problemas enquistados que la oposición airea siguiendo un cronograma.

La sensación que transmite esta dinámica es la misma que se vive a nivel nacional, con cuatro partidos emulando en sus posicionamientos al protagonista de la película El Día de la Marmota, que cada mañana se despertaba para vivir la misma jornada que la anterior.

Por ello, políticos, funcionarios y cronistas municipales asisten a este inicio de curso con el mismo ánimo que un repetidor y conscientes de que nadie va a apostar un céntimo por ver superadas en un año las asignaturas pendientes del Concello.

Así se sintieron por ejemplo quienes participaron ayer en la primera reunión de la comisión encargada de negociar un cambio en las ordenanzas fiscales, que tendría que haber sido convocada en enero pasado para que no pasase lo del año anterior, cuando no hubo tiempo para que pudieran ser estudiadas las repercusiones económicas de las propuestas de la oposición. A pesar del retraso, el gobierno local trabaja ahora con la idea de hacer modificaciones, aunque está por ver cuántas y en qué medida.

Pero lo que todavía nadie del ejecutivo aclaró es qué va a pasar con el resto de temas pendientes, entre ellos la ordenación del aparcamiento en la ciudad, que se va a ver complicado a partir de la próxima semana con el inicio del curso. Superado un año completo sin sistema Ora, los lucenses parecen resignados a la lotería que supone deambular por las inmediaciones del centro a la espera de que alguien mueva el coche o renunciar a ello y meterse directamente en el párking. Sin embargo, resulta difícil encontrar una ciudad con el nivel de tráfico de Lugo que no tenga regulado su aparcamiento en superficie, ya sea con Ora o con un tiempo gratuito limitado, como ocurre en Pontevedra. Lo que es seguro es que el tema volverá a salir a la palestra de forma periódica durante el próximo curso político.

Lo mismo ocurrirá con los contratos para la prestación de servicios municipales que están caducados, algunos desde hace años, y que no acaban de sacarse a concurso. Entre ellos figuran algunos tan cuantiosos como los que afectan a la gestión de las plantas depuradora y potabilizadora, que duermen el sueño de los justos ante la indecisión del gobierno sobre qué hacer con el ciclo del agua.

También volverá a ser noticia reiterada la gestión del servicio de grúa municipal, todavía en manos de una de las empresas investigadas en la operación Pokemon y que el pleno había acordado municipalizar. La petición de que se haga efectivo este acuerdo de la corporación seguramente figura en el calendario de notas de prensa de algunos grupos, donde también están anotados otros asuntos que saldrán de nuevo a luz, como el ascensor del Sagrado Corazón del que solo se conoce el proyecto, la inacabada biblioteca de A Piringalla y, ya cuando se acerque el final de la primavera, la deseada playa fluvial.

El urbanismo, una de las piezas fundamentales en el engranaje de una ciudad, seguirá también en bucle a cuanto de un PXOM cuya aprobación completa está atascada desde hace años, aunque ahora la novedad en el asunto podría llegar en breve de los juzgados, cuando se responda a la petición de la Asociación en Defensa del Parque para que se anule la totalidad del plan. Este colectivo también intenta que acabe pasando por la piqueta el esqueleto de las torres de O Garañón, un asunto que volverá a ser actualidad en el nuevo curso, pero en este caso de la crónica judicial.

El equipo que dirige Lara Méndez y la oposición deberían marcarse como objetivo para el próximo curso salir de la rotonda en la que se ha instalado la política municipal y mientras unos podrían centrarse al menos en resolver alguno de los asuntos pendientes, los de enfrente también podrían apostar por cambiar el disco rayado y ofrecer nuevos temas de debate. La ciudadanía y los cronistas lo agradeceríamos.

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