Opinión

Autocrítica blanda en el PP

DE TODAS las predicciones que escuché en los días previos a las elecciones municipales sobre los resultados en Lugo solo se cumplieron las que me dio un militante del PP, crítico con la marcha de su partido, que fue concejal en un concello lucense y que casi clavó los resultados, los buenos y los malos, tanto en su municipio como en otros del entorno. Su porra no se fundamentaba solo en el clima político nacional, sino en casos particulares y en la elección de los candidatos en cada ayuntamiento, una de las causas esta última que parece que no quiso ver esta semana la junta directiva del PP de Lugo, en cuya reunión se apeló a hacer autocrítica, pero de la blanda.

Puede que la presencia del presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, a quien los populares gallegos le deben en gran medida la recuperación de la Xunta en 2009, hubiera podido intimidar a los asistentes a la hora de pedir cambios de estrategia y rumbo no solo en el Gobierno central, como parece que va a hacer Mariano Rajoy, sino también a nivel autonómico. Y es que nadie fue capaz, por ejemplo, de mentar la bicha de la movilización ciudadana para reivindicar los servicios sanitarios para el Hula, aunque en la reunión de la junta local del día siguiente sí que se asumió que fue una de las causas de que muchos votantes populares pasasen el 24-M de largo por la puerta de sus colegios electorales.

Los populares achacan la pérdida de votos en Lugo al clima en el país y no a errores propios

Tampoco se analizaron en detalle los casos particulares donde el PP perdió mayorías absolutas consolidadas ni se habló de la polémica surgida en los meses previos a las elecciones tras la postulación de la delegada de la Xunta en Lugo como aspirante a la Diputación. Para algunos militantes populares, la suya fue una candidatura precipitada, aunque también efímera, ya que Raquel Arias confesaba esta semana a Francisco García en El Progreso que no tenía pensado ejercer como portavoz provincial del PP en la oposición, demostrando que los pasos al frente en política a veces acaban en tropezón.

Se habló eso sí durante la junta directiva del PP de Lugo de la necesidad de redefinir la estrategia y, tras superar el «momento de duelo», como llegó a definir Feijóo la situación en el partido, de elaborar una ponencia política basada en recuperar la «centralidad», es decir, la bolsa de votos de esos millones de ciudadanos que no se definen políticamente.

En cuanto a los cambios de caras en la dirección del partido, que podrían llegar en el congreso provincial previsto en principio para después del verano, Barreiro aseguraba hace unos días que no se plantea tras los resultados del 24-M renunciar al cargo y que la posibilidad de repetir como candidato a presidente del PP de Lugo dependerá de una reflexión en el ámbito personal y en el político.

En cuanto a la capital lucense, donde el partido registró un fuerte retroceso en votos, con la pérdida de casi 8.000 y tres escaños, la posibilidad que todavía existe de que llegue a gobernar debido al desacuerdo entre las fuerzas de izquierda para elegir alcalde, sirve de pretexto para evitar una autocrítica más dura. A la espera de que llegue el pleno de constitución de la corporación, en la reunión de la junta local del PP de esta semana se aludió a la imagen negativa que pudieron generar entre sus votantes los casos de corrupción a nivel nacional, las políticas de recorte económico o las decisiones de la Consellería de Sanidade relacionadas con el Hula. Sin embargo, se pasó de largo sobre los problemas internos del grupo municipal, como la polémica registrada en su momento entre el portavoz y el concejal Enrique Rozas, o sobre las críticas que recibió Jaime Castiñeira por haber compatibilizado su trabajo en el Concello con el escaño en el Parlamento de Galicia, al que tendría que renunciar en caso de salir elegido alcalde el día 13.

Una vez se conformen los nuevos gobiernos locales y provinciales se verá hasta dónde quiere llevar el PP su discurso de renovación de equipos e ideas. De momento, la pauta a seguir suena a directriz salida de la fundación Faes: recuperar el centro político, aunque sea una entelequia.

 

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