Opinión

Abierto por vacaciones

El comercio local ya se plantea adaptar sus horarios a los nuevos hábitos del consumidor

LUGO ES UNA CIUDAD que vive de espaldas al fin de semana y que a partir de las dos de la tarde del sábado ve como la actividad comercial se repliega hacia esos contenedores de consumo y ocio que hemos importado del ‘way of life’ americano, ya sean de aquí o de otra ‘city’ cercana. No es una tendencia nueva, pues desde el desembarco hace ya tres décadas de El Corte Inglés en A Coruña, la fuga de clientes de la capital y la provincia lucense hacia la ciudad vecina fue una constante que la mejora en las comunicaciones por carretera no hizo más que agravar.

El comercio de Lugo, que llegó a tirar de agresivas campañas como la que afeaba al comprador con un Tú tienes la culpa, trató años después de reconducir la situación con la renovación de los establecimientos, la implantación de franquicias o con sorteos y fiestas organizadas por unas asociaciones de empresarios más conscientes de que no hay que mirar hacia fuera para buscar culpables a la caída de ventas.

Sin embargo, en todo este tiempo, cualquier iniciativa por mantener la actividad comercial en las principales calles a partir del mediodía del sábado fracasó y solo en esas fechas donde el consumo se dispara se pueden ver negocios abiertos todo el fin de semana.

Pero como quiera que la crisis que arrastramos desde hace siete años y la incertidumbre provocada por la falta de acuerdo para la formación de un nuevo gobierno en España parece haber retraído el consumo, la alarma que genera el hecho de ver algunos de los mejores locales comerciales del centro con el cartel de se alquila colgado parece haber espoleado a los empresarios, que comienzan a ver el fin de semana como una opción de negocio.

La asociación de autónomas ha sido la primera en retomar el debate sobre los beneficios que podría aportar, no solo a sus negocios sino también a otros como la hostelería, la apertura de los establecimientos el sábado por la tarde, para atender así "los cambios que se han producido últimamente en los hábitos de compra", según se explica en un comunicado. Este colectivo prevé organizar ponencias y mesas de trabajo entre sus socias para ver cómo abordar esta opción, que precisa de un esfuerzo por parte de empresarios y trabajadores, y también de una reorganización de horarios, porque no por tener más tiempo el comercio abierto se va a vender más.

Además, la fracasada experiencia de algunos establecimientos del centro de abrir el fin de semana podría estar motivada por una falta de coordinación entre las empresas, porque la sensación de actividad no se transmite con uno o dos locales abiertos en una determinada calle comercial, sino con una oferta similar a la que ofrecen las grandes áreas. A ello habría que añadir una campaña de promoción amable y actividades paralelas al aire libre, que animen a las familias a disfrutar de una jornada de ocio y compras siempre que la meteorología lo permita.

La iniciativa de las autónomas tiene sin embargo varios condicionantes para su puesta en marcha, sobre todo por la dimensión de los negocios, atendidos en muchos casos por el propio empresario y algún empleado, por lo que precisarían de apoyo para habilitar los obligatorios y necesarios descansos semanales. Apostar por contratar personal con la incerteza de saber si será rentable la apertura el fin de semana es algo que muchos autónomos ni se plantean, sobre todo porque saben que las grandes áreas comerciales tienen como base de su negocio los viernes y sábados.

Aunque el principal objetivo para los comerciantes del casco urbano sería captar el fin de semana a los lucenses, también serían un nicho de negocio para estos establecimientos todos esos turistas o peregrinos que se ven deambular por la ciudad mirando escaparates por un casco histórico que esos días solo bulle en la calle de los vinos.

En estos tiempos en los que con solo un clic, una tienda online nos pone en casa en dos días cualquier producto que podamos imaginar, lo que le queda al comercio tradicional es reinventarse, acercarse a su cliente y darle facilidades para realizar compras. Y no se trata de convertir la ciudad en un 24 horas, sino de atender una demanda que no ha surgido de repente, sino que es común a cualquier humano con tarjeta de crédito, consumir cuando se pueda y se quiera.

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