SERÁ POR SU condición de candidato más veterano y por ello, con más conocidos en la ciudad, pero lo cierto es que a Ramón Carballo no le ha resultado difícil echarse a la calle para ejercer como alcaldable. Las dudas sobre si daría el paso de bajar a la arena municipal que durante meses mantuvieron en vilo a la militancia popular se disiparon en septiembre y, de la incertidumbre, el partido parece haber pasado a la esperanza de poder recuperar una alcaldía perdida hace casi dos décadas.
La última pulpada celebrada el domingo pasado, con presencia del presidente del PPdeG, Alberto Núñez Feijóo, fue además una demostración del poder de convocatoria que todavía tienen los populares en Lugo y que ni al irrupción de nuevas fuerzas de derecha ni los casos de corrupción ni la pérdida del Gobierno central parecen haber minado.
En paralelo a este tipo de actos multitudinarios, Carballo inició una serie de reuniones con la militancia y con asociaciones de los distintos barrios y parroquias del concello para escuchar propuestas en las que la expectación ha ido de menos a más.
El candidato popular tendrá un escenario diferente a la hora de afrontar la cita electoral al que se encontró su antecesor. Porque si Jaime Castiñeira no supo aprovechar la debacle socialista en 2011 y un puñado de votos le apartaron de la mayoría absoluta en 2011, en 2015 tuvo que enfrentarse a la irrupción de fuerzas como Ciudadanos y a una campaña reivindicativa de los servicios sanitarios prometidos para el Hula que acabó con sus esperanzas de ser alcalde. Ahora Carballo parece que ya no sufrirá tanta presión y tendrá la ventaja de ser un candidato nuevo, con experiencia en gestión de la administración y con manos libres para confeccionar una lista y un proyecto.
Estos movimientos no le pasan desapercibidos a su principal rival, la alcaldesa Lara Méndez, quien tratará de que las obras en marcha y las previstas ayuden a solapar la imagen de parálisis trasmitida por el Concello en este mandato y los problemas con el personal que se han ido enquistando.
Además, Méndez ha dado un giro hacia la izquierda en sus políticas con la retirada del borrador de ordenanza cívica o la ampliación de ayudas sociales, consciente de que va a necesitar de nuevo el apoyo de fuerzas como el BNG o Lugonovo para sacar adelante el próximo presupuesto y quien sabe si para volver a ser investida como alcaldesa.
En la calle, la regidora socialista también ha ganado soltura, aunque en sus apariciones en los barrios todavía va arropada por miembros de la federación vecinal, un colectivo ‘influencer’ dispuesto a acudir a cuanta cita se les convoque siempre que el anfitrión no se muestre hostil con su modus operandi.
La batalla entre Carballo y Méndez podrá librarse en mítines, comidas, reuniones, en los medios de comunicación o en la redes sociales, aunque ambos no deben de olvidarse que en la calle se puede ganar un voto a la vuelta de cada esquina.