TAMBIÉN es mala suerte que el único chubasco de todo el verano haya coincidido, con precisión de cronómetro, en la hora que la Vuelta atravesó nuestra avenida mariñana. Como lo del clima ya sabemos que es caprichoso, esperemos que a la hora de vendernos la cámara del helicóptero se haya fijado más en nuestras playas y en los hombros de Cristian Toro que en el deteriorado asfalto. De lo que no me cabe duda es del remojón ciclista de la prueba. Ha movilizado a muchos aficionados para ver de cerca las fibras de Contador, Valverde, Froome. A Viveiro llegaron con su maillot sudado, con esa afición a la bici tan saludable, siempre que no te la juegues demasiado en nuestras épicas carreteras.
La vi pasar desde la avenida Arcadio Pardiñas burelesa, que por cierto también necesita nuevo firme, y comprobé que la Vuelta sigue siendo popular. El colorista paso de los ciclistas vuela en el WhatsApp tanto como a la vista en directo.
Hasta la próxima. Quizás para entonces el día sea soleado y volvamos a presumir de medallista olímpico. Quizás estén ya todos los tramos del nuevo corredor (que este sí nos interesa todo el año) y la A-8 en O Fiouco no figure cortada por niebla.
