Opinión

Tito

ESTA TARDE Tito Margaride recibe un homenaje radiofónico en A Pontenova. No es el primero ni será el último pero tiene la oportunidad de reunir al clan, también con su hermana Ana, en el lugar donde comenzaron las carreras, con la llegada al pueblo del médico traumatólogo Mariano Castiñeira.

Los triunfos de Tito, ya desde niño en A Feira, son conocidos, como también el infortunado accidente que truncó a sus 24 años una trayectoria en el gran fondo que debería haber culminado en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

Lejos de rendirse al ictus, no lo hizo nunca y continuó en citas populares o corriendo en juegos paralímpicos como Atlanta y Sídney. Tirar la toalla no era su estilo, ni siquiera en las ‘batallas’ de niños. Enormes cualidades deportivas, reflejadas en su hijo Miguel, al que esperamos ver bajo la antorcha olímpica. Miguel González y Adrián Ben son ya realidades con nombre propio en el atletismo español.

Un presente imposible sin Tito. Otros aficionados de A Pontenova -donde la selección natural reparte gente hacia el balón, las carreras, la pesca o los coches-, siguieron su estela. Todo el mundo corría, pero nadie alcanzaba a Margaride.

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