Opinión

Seductores

DIFERENCIAS IRRECONCILIABLES, que así se llaman ahora, han hundido el matrimonio Angelina Jolie-Brad Pitt y dejan muy tocado el de Íñigo Errejón con Pablo Iglesias. Las pasiones de los grandes seductores suelen arrastrarlos a divorcios sufridos por familia y amigos que se pasan la vida zurciendo y lavando trapos de los líderes.

Sospecho que a la mayoría de varones nos la refanfinfla bastante el tema Pitt-Jolie pero no así a ellas. Las perseguidoras de quimeras, aquellas que tendrían sí o sí un revolcón con el actor, puede que no vean opciones de coger número en la lista de pretendientas del actor pero hoy habrán esbozado una sonrisa al ver que el detonante de la ruptura haya podido ser un romance con Marion Cotillard. ¡Una de las nuestras!, de la vecina Francia, derrite el corazón del guapisísimo, lo que significa que el sex appeal de las chicas de la vieja Europa sigue incólume.

No así la política, que andamos a trastazos y hasta los ingleses han vuelto a tirar al Canal de la Mancha el compromiso europeo. Como dirían nuestros mayores, aquí nadie aguanta ya nada. Encima, los nuevos actores no tienen mejor idea del diálogo familiar que tuitear con alboroto o protagonizar campañas electorales cansinas tras nueve meses sin que nadie se atreva a dar el sí quiero en el altar de la Moncloa. Dicen que van a hacer, pero no consuman. Hasta Felipe VI ha salido a pedir compromiso y sentido del deber. Es mucho.

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