Opinión

Sobre las multitudes de hijos

El hecho de que todavía estén experimentando en ratones un fármaco anticonceptivo masculino no hormonal revela que el mundo avanza a distintas velocidades y prioridades, aunque más sorprendente es sorprendernos de que hayan cazado a un donante de esperma al que se le atribuyen por lo menos 550 hijos, aprovechando la globalización y saltándose las reglas que limitan la difusión de genes.

Tanta paternidad en estos tiempos distintos a los de Gengis Kan y del derecho de pernada puede producir incestos involuntarios y problemas de salud mental en familias tan extensas, aseguran. "Es difícil, hombre", que diría el gran Arsenio Iglesias.

Menos mal que su retranca nos asiste al leer noticias así u otras como los supuestos récords deportivos y resultados en oposiciones de mujeres que hasta hace poco constaban como hombres. Difícil de entender pero hay que desmadejarlo con veteranía. Antes las descendencias, la paternidades de juzgado y las andanzas de Julio Iglesias apenas daban chollo a los periodistas del cuore y, más modernamente, al saltar errores en el manejo de espermatozoides durante la fecundación in vitro. Esos bailes de cunas embrionarios tenían tela pero ahora hay de todo. 

Mientras arrastramos carencias en asuntos básicos como la atención pediátrica a media jornada en municipios de más de 10.000 habitantes (Foz), en otros el mundo se desmelena pues las chavalas de 16 años ya no tendrán que pedir permiso para abortar (o hacer lo que les venga en gana en redes sociales, por supuesto) o aún los más chicos para cambiar de sexo pero pudiera darse el caso de que las mamás y papás tengan que firmarle los cheques o un documento al instituto, autorizando para que pueda aparecer en fotos e ir a excursiones. 

En fin, si les parezco viejuno o empieza a cogerme la carcoma, ruego me disculpen. Peor lo tiene Tamames y, me temo, el Johnatan M. holandés de los centenares de hijos pues no debía saber la de requerimientos que se le vendrán encima por su anónima ansia seminal. 

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