Opinión

Aluminio puede ir a la Sepi

Los pasos que ha ido dando Alcoa llevan a pensar que planea su retirada de España y ahora solo la actividad de la planta de alúmina estaría a salvo
 

hubo un tiempo en que la industria en general y el aluminio en particular eran asunto de Estado. Ocurrió cuando dejamos de colocar ventanas de madera y nos pasamos a la carpintería metálica, entre otras ‘modernidades’. Se construyeron tres fábricas, una conectada incluso a la mayor central térmica de España, que lo es todavía, As Pontes. Los veteranos recordarán incluso que se planteó la construcción de una central nuclear en Regodela para proveer de energía barata a la factoría de Xove-San Cibrao.

Todo ello se veía como factor de desarrollo hasta el punto de que gigantes como la actual Endesa nacieron al calor del mayor consumidor eléctrico peninsular, que lo es todavía: Alúmina-Aluminio. Pero esta y otras industrias dejaron de ser estratégicas para el país mientras sucesivas privatizaciones nos conducían a la UE y otros paraísos. Moncloa eliminó la tarifa G4 regulada para San Cibrao, Avilés y A Coruña (la electricidad supone aún el 40% de los costes de producción), una vez que Felipe González buscó un tiempo comprador y Aznar la vendió a Alcoa.

La multinacional mejoró la gestión, modernizando lo imprescindible al calor de subastas de interrumpibilidad en las que ella optaba al grueso de ayudas por la disponibilidad de desconectarse de la red. Pero se fue desprendiendo de lo que no era aluminio primario. La crisis, la competencia de China al despertar al mercado global (el puerto de Vigo está lleno de aluminio chino y ruso) han provocado la propia disgregación de Alcoa en dos compañías. Además, la escalada de precios de la luz y las restricciones de la UE a las ayudas, diluyeron el antiguo Inespal.

Alcoa avisó en 2014 de su deseo de cerrar Avilés y A Coruña; lo hizo recientemente al abrir incluso las puertas de San Cibrao a ojeadores y en círculos políticos de Madrid existe el convencimiento de que quiere irse también de A Mariña. No descartan incluso que Aluminio, donde tiene el 100% de la propiedad, acabe en  la Sepi, sucesora del INI, aunque la ministra Calviño diga que es un asunto que debe resolver la UE o su colega Reyes Maroto crea que lo puede solucionar con un decreto que Alcoa y otras industrias electrointensivas solo ven como paños calientes. La búsqueda de una tarifa competitiva o respuestas europeas las han demorado varios gobiernos.

Con elecciones a la vista en un país entero encabronado por las subidas de la luz, solo parece a salvo Alúmina, fábrica que da dinero y es gemela de otra irlandesa en manos de un oligarca ruso. Si no se arregla lo del precio de la electricidad, en esta paradógica potencia energética que es Galicia 6.000 familias que viven de Alcoa San Cibrao, A Mariña y hasta Lugo entero vivirán la tormenta económica perfecta. 

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