Opinión

Sacaron las calculadoras

Pues qué les voy a contar que no sepan de lo de Alcoa. Sacó la calculadora y dice que se quiere quedar con lo que suma: la alúmina, el superpuerto y, si la apuran, con la fundición que quema gas.  Pero las cubas de electrolisis y sus cientos de empleos quiere borrarlos de la cuenta de resultados. A ver cómo se juega la partida de la nueva normalidad en A Mariña.

Sobre lo del coronavirus fue el miedo y ahora corre el extraño recelo a los cambios. Entre los evidentes está la subida de precios en bienes de primera necesidad como las frutas y verduras. En general, tengo la sensación de que las grandes superficies nos cobran más por todo lo del carrito y a los tres meses de la pandemia nadie les dijo ‘aquietaros un poco’. 

Esto se parece a lo del cambio de siglo, cuando aquel superministro de la Economía que cocinaba por Area nos la metió doblada con el euro y con Alcoa. Rodrigo Rato nos decía que no subirían los precios y se cumpliría la normativa del redondeo pero el café ya había subido a un euro y las tarifas del transporte público se habían disparado. También ‘regaló’, con las pesetas de todos los españoles, una eurocalculadora a cada familia para traducir las cuentas en euros. Y vaya si han subido los precios. Entonces por un utilitario de 1.300 centímetros cúbicos de gasolina y bien equipado te pedían 1.290.000 pesetas (7.755 euros) y hoy el doble.  Además, en San Cibrao sacabas un buen salario y mejores pluses que ahora de entrada son perralleiros. El año 2000 nos había traído ya a Alcoa pero no la tan temida debacle informática. Fueron los atentados del 11-S del 2001 los que dejaron las compañías aéreas temblando, echando tripulantes y pasajeros de los aviones a espuertas. Como el misil del Covid-19. Por unas cuestiones o por otras de la globalización, los virus, esos tejemanejes monetarios o la cruda ‘economía verde’, cada cierto tiempo nos atornillan a las nuevas anormalidades del poder. Siempre a los mismos y hasta la próxima.