Opinión

El gas de la retaguardia

Putin, el heredero de Boris Yeltsin al trono ruso, junto con el rey de las fiestas británicas, Boris Johnson, se están cubriendo de gloria con sus zarpazos sobre Europa. Cada uno quiere desmontarla a su manera, ya sea por el flanco ucraniano o por el de Bruselas. El primero cuenta los días y los batallones que moviliza junto a las fronteras y el segundo tras el Brexit podría estar contando las jornadas que le quedan en Downing Street, pero el daño ya está hecho.


Me ha sorprendido, sin embargo, que en esta retaguardia estemos a un tris de ser zona estratégica para la energía. Y no les hablo de Alúmina-Aluminio ni de los parques eólicos o el enésimo embalse. Resulta que con tres regasificadoras en el Cantábrico-Nororeste (la de Ferrol de los Tojeiro, la de El Musel de Enagás y la de EVE-Enagás en Bilbao), seríamos vitales para abastecer al resto de socios europeos. Si hay tiros, lo que parecía un exceso puede resultar virtud. Abran el dique norte en San Cibrao y monten un par de tanques. De gas, no me malinterpreten. Aunque si quieren hacerlo con visión de futuro y no de guerras, probablemente habría que llenarlos de hidrógeno.