Opinión

Empezando por la base

A LEONARDO Baima, centrocampista del Defensores de Belgrano, equipo de la tercera división argentina, lo expulsaron a los ocho segundos de haber entrado en el campo por lo que aquí antes se conocía como ‘sachada’ y allí como ‘barrida’. Es decir, fea entrada a un rival que pasará a la historia como la tarjeta roja más rápida del fútbol argentino. La hazaña del chaval de 23 años me recordó las quejas de presidentes y entrenadores de clubes mariñanos con cierto ambiente tóxico. Todos tienen anécdotas sobre su mala experiencia con padres y madres capaces de abroncar desde la grada a su propio hijo, insultando a niños del equipo contrario o, incluso, faltando al respeto al entrenador con instrucciones sobre el juego. Sea por expectativas fuera de lugar sobre sus infantes, lo dicho ocurre con frecuencia y esparce agresividad donde lo primero sería inculcar buenos hábitos. Negociación con los progenitores y códigos de conducta claros están a la orden del día para no complicar la situación pero debería haber tarjetas rojas tan rápidas como la recibida por Baima para todo aquel que se propase desde la grada y evitar así contaminar lo que es un juego.

Como los problemas nunca llegan solos, cada vez es más difícil mantener los deportes participativos. Tecnificar y mejorar la base implica personal cualificado en las canchas, gente a la que costear la obtención de los títulos. Se agradece, pero no es suficiente, la buena voluntad y la afición de algunos padres. No todo el mundo paga unas cuotas imprescindibles y tampoco las federaciones aflojan con los precios de fichas y arbitrajes. Más bien sucede lo contrario, al subir de categoría todo es más caro. Otro problema detectado en Burela es que surgen menos deportistas caboverdianos que hace unos años. Las administraciones deberían garantizar el acceso a la práctica del deporte a todos e impulsarlo como actividad importante para los chavales, puedan o no pagar cuotas. Los clubes intentan ayudar pero con la crisis la práctica deportiva ha decaído en entre los colectivos más vulnerables de países como EE.UU. Es un mal global. Baima probablemente merece la tarjeta pero seguro que también seguir en el fútbol y corregirse.

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