Opinión

Dilaciones indebidas con pleitos y arenas

PASARON DIEZ años desde la denuncia y algunos vivarienses me reconocen que tenían prácticamente olvidado el caso por prevaricación urbanística que ha llevado al banquillo a parte de la junta de gobierno de entonces. Desinterés que en muchos casos por ser cosa de otra época cuando todavía no había estallado la burbuja inmobiliaria, cuando el malogrado Melchor Roel estaba vivo al frente de su cruzada política y la actual alcaldesa era una pipiola en política, recién llegada al consistorio. Seguro que nunca se le pasó por la cabeza que iría embarazada ante el juez.

Eran otros tiempos y, como sucede muchas veces, la justicia llega tarde. No ha habido grandes novedades en el juicio sobre lo que ya habíamos publicado los periodistas de la causa y el fiscal ha tenido que reconocer dilaciones indebidas, es decir, notables retrasos en la instrucción del procedimiento penal.

Ante las acusaciones, los encausados hacen valer lo que dice el pueblo en las urnas, pero la sentencia (y el caso Vestas) puede ser determinante en la política vivariense. Quedan unos años de desierto presupuestario a causa de la crisis y la gran deuda municipal pero, cuando se rebaje, el sillón de la alcaldía vivariense va a ser una perita en dulce, no medio marrón como ahora.

El caso es que muchos vivarienses prefieren dejar atrás causas y caras. Los hay que ni siquiera les preocupa lo que vaya a ocurrir tras el 2020, lo que desean ahora es que llegue el verano, que haga buen tiempo y poder disfrutar de las playas y otros pequeños placeres que llenan su actualidad más querida. Esta semana de calores y arenas judiciales muchos vecinos ya se han acercado a la orilla. Y lo que ven es una cierta dilación en el adecentamiento de las playas: Covas, manga por hombro; Area, ayer mismo con las máquinas de Tragsa acarreando arena hacia los accesos. Y el sol, esperando por si tiene que salir o no.

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