Opinión

La deslocalización de las compras

Todo por Internet y lo más barato posible. Un quebradero de cabeza sin respuesta clara por parte del pequeño comercio y que no solo afecta al CCH de Viveiro. Las grandes superficies de las ciudades, señaladas en esa sangría de clientes del fin de semana y festivos, también están sufriendo el fenómeno Amazon.
El mundo de la música y del cine tuvo que adaptarse a la irrupción de la Red, los periódicos tratamos de hacerlo y al pequeño comercio local no le queda más remedio. Acertar con la estrategia es cuestión de supervivencia. El domingo observaba a la paloma que se adentra sin miedo hasta el interior de la cafetería La Plaza de Viveiro en busca de migajas de los churros y comprendí su adaptación: si ya dan palomitas en el foro, habrá que ir a buscarlas, sin miedo entre los clientes. Las gaviotas son algo mas cautas en la terraza del bar A Estación, pero en esas están,
Si las callejuelas medievales del artesanado y comercio de toda la vida ya no dan lo que solían, habrá que ir directamente a los domicilios como hacen bancos y plataformas de viajes. Proximidad máxima o vía móvil. ¿Habrán tocado la fibra sensible del vivariense con esta campaña de alerta y agradecimiento a su fidelidad?
Ojalá, pero sepan que El Corte Inglés tiene problemas parecidos: gente que allí se va y regresa a casa con el pantalón, se lo prueba y remira en el espejo de la habitación, pero lo devuelve y a continuación lo pide en algún portal de internet 15 euros más barato. El resultado a nivel económico es terrible, porque seguramente ignore, o le da lo mismo, que se lo habrá empaquetado un chaval superexplotado en un polígono industrial de Madrid cuya vida se reduce a remitir pantalones, a cambio de 500 euros al mes.
Probablemente en Ribadeo, donde uno entra y sale a mirar en tiendas sin mostrador, y con un abrir y cerrar negocios aparentemente más dinámico a tenor de cómo responda el cliente, la situación sea algo distinta porque la villa se ha consolidado como cabecera de comarca del oriente mariñano y el occidente astur mientras que Viveiro padece unas comunicaciones penosas. Además, tengo la impresión de que se avanzó tanto hacia el monocultivo de la franquicia que bastante del punch comercial de antaño se ha perdido. No soy ningún experto en este mundo y no pretendo lecciones pero reconozco el producto diferenciado y veo a las propias franquicias adaptando su oferta al ‘gusto’ local pero es duro que todo resulte tan uniforme o que la tienda de siempre no evolucione del sota, caballo y rey.
La franquicia ofrece respaldo en producto, ayuda con el estudio de mercado y quizás a la hora de buscar local pero, ¿no es al final el autónomo un asalariado sin margen de maniobra? Muchos no tienen local en propiedad.
Probablemente los clientes deberíamos apreciar (y pagar) más el esfuerzo de selección y servicio del comerciante de la esquina y este necesite de fórmulas y ayudas que le permitan adaptarse a los nuevos tiempos, diferenciándose y facilitando las compras. Porque todavía son el 12% del PIB del país y entre todos deberíamos tratar de no dispararnos en el pie. Eso, o acabar rebuscando en las migajas de la economía.

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