Opinión

Siguiendo el guión

DE MOMENTO, todos los actores que intervienen en el desarrollo de la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía se están acomodando a sus papeles y siguiendo el guión de manera más que previsible. Un guión en el que la táctica electoral y los intereses partidistas están por encima de cualquier otra consideración.

La candidata hizo un discurso con propuestas razonables y guiños evidentes tanto a Ciudadanos como a Podemos, en espera de una abstención que posibilitase su investidura en segunda instancia.

La secretaria general andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, mostró su desconfianza ante el discurso de la candidata, exigiendo ''hechos'' y no ''anuncios que no se cumplen'', y acusándola de no haber tenido la valentía de enfrentarse abiertamente al Partido Popular. Así que vota no en primera vuelta y contempla con serias dudas su abstención en la segunda. Previsible.

Maíllo, de Izquierda Unida, dice que Susana Díaz ha hecho un discurso de guiños a la derecha -se refiere sin duda a Ciudadanos- afirmando desde un inequívoco e indisimulado rencor que ''quien no la conozca que la compre''. Muy, pero que muy previsible.

La candidata hizo un discurso con propuestas razonables y guiños evidentes tanto a Ciudadanos como a Podemos, en espera de una abstención que posibilitase su investidura en segunda instancia

El presidente del grupo parlamentario Ciudadanos, Juan Marín, dice que el programa defendido por la candidata es del PSOE andaluz y no de su partido -cosa, por otro lado, bastante evidente- por lo que ha votado no en primera instancia pero deja abierta la puerta de la abstención en segunda votación, apoyándose en el espíritu de ''arrimar el hombro'' que caracteriza a su formación. A pesar de lo cual, su jefe, Rivera, tensa la cuerda y se reafirma en sus exigencias, descalificando claramente a Marín, de que la candidata acepte por escrito su compromiso con el pacto anticorrupción y sus medidas económicas para lograr la abstención de su grupo en la votación del próximo viernes. Veremos en qué queda «el espíritu de arrimar el hombro».

¿Y el Partido Popular? Pues el PP maneja un argumentario difícilmente comprensible en quienes presumen de ser gente de Estado y, sobre todo, a quienes muy pronto podría aplicárseles su misma medicina en los municipios y comunidades de toda España. Empezando por Madrid. Están extendiendo la idea de que sería preferible una repetición de las elecciones en Andalucía antes que facilitar con su abstención un gobierno inestable y ''poco asentado''. En realidad, esta actitud puede, a cortísimo plazo, hacer que el tiro les salga por la culata, provocando una mayor desafección del electorado andaluz y del resto de España. Puede que fueran aplaudidos por una parte de sus electores, los más radicalizados, pero, sin duda, serían castigados por la mayoría de los andaluces que quieren que sus políticos se pongan a trabajar y resuelvan sus problemas, acordando. Porque es la hora de los acuerdos y no la de las viejas tácticas partidistas.

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