Opinión

Rajoy en estado puro

CON LA frase lapidaria —"Son peores algunas de las cosas que están pasando"— Mariano Rajoy ofrece públicamente su respaldo a Cristina Cifuentes, sin el más mínimo atisbo de rubor. Se escuda en las últimas noticias sobre múltiples casos de políticos de toda índole que, de una manera u otra, han aderezado y embellecido sus currículos con títulos inexistentes, licenciaturas inconclusas, máster inventados y toda suerte de adornos con los que fabricarse de manera absurda una imagen profesional que, al parecer, necesitaban sus insatisfechas y acomplejadas personalidades. Una vez más, Mariano Rajoy tira de refranero —"consejos vendo que para mí no tengo"— tratando de convencer a sus votantes de que lo que pasa en el Partido Popular es un "peccata minuta2 que, en mayor o menor medida, afecta a todas las familias políticas del país. Y con esa respuesta trata de demostrar que Ciudadanos no le tuerce el brazo ni marca los tiempos. Toma nota de las divergencias en el partido sobre el "caso Cifuentes" y espera, mientras pone nervioso a Rivera, nuevos datos de la investigación de la universidad para llamar a capitulo a la presidenta de Madrid. Seguro que cuando María Dolores de Cospedal reclamaba el apoyo incuestionable a los suyos no pretendía que se hiciera de una manera tan poco convincente: "Son peores algunas de las cosas que están pasando". Pero Rajoy ya ha puesto en varias ocasiones la mano en el fuego y sabe lo que es quemársela. ¿Qué estrategia o táctica política puede asentarse en la aseveración —refranera también— De que en "todas partes cuecen habas" para justificar las mentiras, las falsificaciones de documentos oficiales, y los entramados mafiosos, si no está basada en la idea de que los votantes del PP lo perdonan todo? ¿O es que ha llegado a la conclusión de que electoralmente conviene más al PP perder el gobierno de Madrid, y aprovechar estos diez meses para desgastar a Ciudadanos acusándoles de apoyar a radicales? El perjuicio que una política errónea está ocasionándole a la tan traída y llevada marca España está, injustamente, manchando también la reputación de nuestra universidad pública. Y eso es lo peor de toda esta historia. En el caso que nos ocupa, no se trata de una persona exhibiendo méritos impropios, algo reprobable pero, visto lo visto, muy extendido. Se trata de que esta persona, estúpidamente, inexplicablemente, innecesariamente, pero conscientemente, se ha aprovechado de un clan corrupto y delictivo para obtener un beneficio personal. Probablemente, tras esta poco convincente frase de Rajoy, tras este torpísimo abrazo, pasará, más pronto que tarde, a referirsee a Cifuentes como "esa persona de la que usted me habla" para, a continuación, procurar disolverla en el olvido. La "razón de Estado" será para el PP, exclusivamente, la necesidad de que las encuestas que predicen el éxito arrollador de Rivera en Madrid no se cumplan.

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