Opinión

Hay que ir a votar

Sí, ya sé que que hay hartazgo, que la campaña ha sido mala, que, posiblemente, ninguno de los candidatos se merezca el voto, pero este país tiene retos muy serios y no puede seguir sin Gobierno. Por eso, pese al cabreo, hay que votar a los partidos que defienden la Constitución, que garantizan las libertades y creen que las crisis no tienen que pagarlas siempre los mismos. Me argumentaran, y tienen razón, que ni siquiera con nuestro voto se garantiza el fin del bloqueo. Pero si todos nos quedamos en casa ganarán los malos y los nacionalistas, aquellos convencidos de tener al alcance de la mano la destrucción de España o de las libertades. Las normas que rigen las campañas electorales son tan absurdas, tan antiguas, que la jornada de reflexión del sábado se ha convertido en una marabunta de noticias falsas en las redes sociales. Eso sí, no se pueden difundir encuestas, pero los medios de comunicación reproducen los últimos eslóganes de los mítines de cierre donde los dirigentes lanzan su apelación a la desesperada.

Hay que ir a votar porque el problema de Cataluña es muy grave. No por las algaradas de los últimos días (al margen del siniestro grupo de CDR detenidos con planes de asaltar el Parlament) sino porque más de la mitad de la población catalana no quiere una Republica independiente y está siendo amedrentada. Porque el problema no se va a resolver en muchos años y hace falta estabilidad, rigor, solvencia política y el acuerdo absoluto entre PP y PSOE para encontrar un encaje de Cataluña en España.

Hay que ir a votar porque la economía se está desacelerando y, en este, país eso significa pérdida de empleo. No pueden ser, otra vez, las mujeres y los jóvenes los que paguen el pato de la precariedad. Los segundos porque, de seguir así, no van a lograr la emancipación hasta los cuarenta años y, las primeras, porque se las condena a volver a sus labores y a la reproducción no deseada, que es el anhelo de Vox.

Hay que ir a votar porque no podemos seguir un año más con los presupuestos de Cristóbal Montoro, con unas partidas para mejorar los deteriorados servicios públicos claramente insuficientes después de los recortes de la crisis. La sanidad y la educación necesitan a gritos más recursos del Estado y es imprescindible un nuevo Pacto de Toledo que garantice las pensiones del futuro.

Hay que ir a votar porque la reforma laboral, en muchos de sus términos, no vale. Porque, en cuanto se atisba en el horizonte algún síntoma de inestabilidad, miles de trabajadores pierden el empleo. También hay que llegar a un pacto por la educación, seguimos con la Ley Wert y ¿quien se acuerda ya de aquel ministro de Rajoy?

Sí, ya sé que puede que pese a ir todos a votar otra vez no se pongan de acuerdo y haya unas cuartas elecciones, pero por nosotros que no quede.