Opinión

Otra vez a palos

Xavi Hernández inspecciona el césped en Múnich. EFE
photo_camera Xavi Hernández inspecciona el césped en Múnich. EFE
El miércoles volví a comprobar, otra temporada más, mi teoría sobre que, si me veo envuelto en una pelea junto a un amigo, sería tan valiente como para no huir y tan cobarde como para no alzar la mano y acabar molido a palos. Con 2-0 en contra al descanso, ahí resistí el partido entero en el bar... pero con toda la segunda parte sin levantar la vista del periódico. De eso que, al final, el amigo y tú termináis con el cuerpo y el orgullo magullados, preguntándote que quién te mandaría juntarte con semejante inútil y por qué lo acompañaste a un sitio como Múnich, donde las hostias estaban aseguradas. Pero en fin, supongo que esos son los momentos en los que se ha de recordar los buenos tiempos juntos, lo felices que fuimos y quizás, aunque ahora no lo parezca, seremos.