Opinión

Los dibujos de antes

“LOS DIBUJOS de antes eran mejores”, reza el tópico recurrente, ajustado a la egolatría de cada generación y que, en realidad, se limita a disfrazar la mediocridad mediante los dulces engaños de la nostalgia. Sin embargo, un único capítulo de genialidades como 'Hora de aventuras', 'Historias corrientes', 'Bob Esponja', 'El asombroso mundo de Gumball', ‘Rick y Morty’, 'Tito Yayo' o 'Steven Universe' ya es capaz de dinamitar todo ese espejismo de clichés. No solo porque en estas series confluyen valores humanísticos imperecederos con otros comprometidos con el presente (la aceptación de una sociedad fundada sobre la diferencia, la igualdad de géneros, la normalización de esquemas familiares e incluso románticos que rompen con los caducos moldes tradicionales). También porque son dueñas de una enriquecedora originalidad temática y estilística, y porque, en su fascinante delirio, saben conjugar a la perfección el atractivo adulto (gamberrismo, miles de referencias a la cultura popular) con el anárquico sentido lúdico infantil (donde, por ejemplo, un tiranosaurio puede enrolarse sin problemas en la tripulación del barco pirata de Playmobil). Así que usted, querido joven/adulto, puede plegarse también a la evidencia y recuperar el tiempo perdido. 

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