Opinión

La idea de la posesión

Un niño introduce la cabeza en una trompeta. AEP
photo_camera Un niño introduce la cabeza en una trompeta. AEP

DE CUANDO estudiaba Historia, recuerdo la teoría sobre que el sentido de propiedad egoísta es el resultado de la sedentarización. Quizás más allá de cierta territorialidad cazadora-recolectora, las poblaciones nómadas no tenían desarrollada esa noción de que pudieran poseer cosas. Por lo visto, ser dueño un domicilio fijo trae consigo una necesidad de apropiarse de otros objetos para terminar de construir la vida.

Aunque ya están bastante maleados, vengo observando a los hijos de mis amigos para tratar de averiguar si el ansia de acumular es innata a ellos. Hay uno que no acepta volver del paseo sin que le regalen algo, si bien luego no tiene problema en compartir. Y sé de un niño de unos 3 años que afirma que, de mayor, su intención es trabajar lo justo para tener dinero para comer y comprarse globos. Con ello considera colmadas sus necesidades existenciales. Un genio heredero de aquel filósofo que vivía en un tonel y que, por toda riqueza, quería unos tibios rayos de sol. 

Oí de otro que, pese al ateísmo de sus padres, les imploraba hacer la comunión. Desistió cuando le aseguraron que, aun sin ceremonia, también se le haría un regalo, igual que sus amigos. Tal vez este revele una idea generalizada sobre lo divino.

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