Opinión

Consejo cinéfilo para la Navidad

No suele estar en los ránkings porque el diciembre en el Nueva Gales del Sur profundo es caluroso y despista, pero voy a poner Despertar en el infierno –versión de 1971– como la mejor película navideña de la historia. De las más agobiantes seguro. Es la pesadilla de un estirado profesor inexplicablemente atrapado en un poblacho recóndito y que, arrastrado por una especie de geniecillo etílico, se ve sumergido en una espiral de borracheras, degradación y caza de canguros. Es una película que huele a alcohol resudado, pies, pedos y testosterona revenida; donde la hospitalidad de la Australia rústica, de puro delirante, acaba llevando a lo siniestro. Esta Navidad, visiten la entrañable y aterradora Bundanyabba.