'LO QUE tiene es mucho cuento'. 'Todos tenemos problemas y no pedimos la baja'. Frases como estas referidas a personas con depresión no hacen sino revelar el estigma que todavía rodea a estos pacientes que han perdido la capacidad de disfrutar de la vida. Los expertos calculan que para 2030 esta enfermedad psiquiátrica será la primera causa de discapacidad en nuestro entorno y, pese al drama que se esconde tras esa previsión, sigue siendo la gran olvidada de las autoridades sanitarias. Y es que no solo escatiman medios en su prevención y tratamiento, también obvian totalmente su deber de sensibilizar a la sociedad para acabar de una vez por todas con los prejuicios y la incomprensión que hacen aún más complejo superar una dolencia cuyo principal síntoma es la tristeza. Sobre todo si, como ha ocurrido durante la crisis, la situación se complica con dificultades económicas, ya que al menos un 38% de las personas que inician una terapia psicológica la abandonan prematuramente debido a temas de dinero. Quienes tenemos a un ser querido en ese pozo del que a veces parece imposible salir estamos hartos de sentir que luchamos solos. Exigimos políticas activas que combatan en todos los frentes este grave problema de salud pública. Si no es por humanidad que sea por interés, porque se calcula que el 1% del PIB europeo se gasta en consecuencias de la depresión.
