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Etiquetado nutricional, ¿ayuda o confusión?

Ángeles Novo Martínez es Dietista-Nutricionista en la Clínica Pontón Fisioterapia

Es importante saber interpretar el etiquetado de los alimentos a la hora de realizar nuestras compras. PIXABAY
photo_camera Es importante saber interpretar el etiquetado de los alimentos a la hora de realizar nuestras compras. PIXABAY

Hoy no podría escribir de otra cosa que no fuera el etiquetado nutricional, como la mayoría sabéis, últimamente no se habla de otra cosa. En un principio Sanidad implantaría a comienzos de año el Nutriscore, el etiquetado nutricional frontal.

¿Qué es el Nutriscore? En un código de 5 colores que van del verde al rojo simulando un semáforo, en el que supuestamente los verdes serán alimentos/productos saludables y los rojos los de menor calidad nutricional, según la Aecosan (Agencia Española de consumo, seguridad alimentaria y nutrición). ¿Y por qué digo supuestamente? Pues porque este código de colores no se basa en la calidad nutricional, sino en la cantidad de grasa, azúcar, fibra, proteínas y calorías, todas juntas, no por separado. Y como muchos de vosotros ya sabéis, aunque obviamente la cantidad sí que importa, mucho más importante es el tipo de grasa y si está refinada o no, el tipo de hidrato de carbono (simple o complejo), el origen del azúcar (naturalmente presente en el alimento o añadido)...

¿Y las calorías? Que un alimento/producto sea bajo en calorías no lo convierte en saludable, al igual que un alimento calórico no tiene por qué estar desaconsejado ni ser malo para la salud. Todo esto en este etiquetado por código de colores no se tiene en cuenta ya que tal y como estaba formulado, el aceite de oliva virgen extra aparecería en naranja y a los refrescos sin azúcar les correspondería el color verde. Sin embargo si los comparamos nutricionalmente el aceite de oliva virgen extra aporta por cada 100g aproximadamente 880 kcal, 73 g de ácidos grasos monoinsaturados (cardiosaludables, beneficiosos para el corazón) tiene gran cantidad de vitaminas, sobre todo vitamina E, que actúa como antioxidante, también contiene vitamina A que contribuye al mantenimiento de los tejidos blandos y del tejido óseo... y un refresco sin azúcar no tiene calorías pero su lista de ingredientes es la siguiente: "agua carbonatada, colorante: E-150d, edulcorantes: ciclamato sódico, acesulfamo K y aspartamo, acidulante: ácido fosfórico, aromas naturales (incluyendo cafeína) y corrector de acidez: citrato sódico".

El ciclamato sódico, que es el edulcorante que contiene en mayor proporción, es 50 veces más dulce que el azúcar y a día de hoy está prohibido su uso en EE UU, en Europa su uso se considera seguro por debajo de los 7mg/1Kg; el acesulfamo K llega a ser 200 veces más dulce que el azúcar, al igual que el aspartamo. Que estos edulcorantes sean seguros y que no contenga calorías no convierte a este producto en saludable, que al ir marcado con el color verde, es lo que pueda parecerle a cualquier persona que lo compre en el supermercado, de hecho, su consumo debería de ser tan ocasional como el de un refresco con azúcar marcado con el color rojo. 

Estas comparaciones llevadas a cabo por diferentes medios y nutricionistas de todo el país parece que hicieron reflexionar y ahora el Ministerio de Sanidad ha hecho cambios, el código Nutriscore no será obligatorio y además no se aplicará en productos de un solo ingrediente (aceite, miel, leche, huevos...) Pero... ¿en qué desemboca esto? Pues en que los ultraprocesados 0% azúcares añadidos, 0% materia grasa... puedan llevar el color verde y que los altos en azúcares o grasas refinadas, que se corresponderían con el color rojo, directamente no lleven nada. 

Además es importante tener en cuenta que el Nutriscore podrá convivir con el semáforo nutricional desarrollado por la industria. A muchos de vosotros os sonará un código de colores presente en algunos productos que en este caso son 3: verde, amarillo y rojo, acompañados de porcentajes. Este semáforo nutricional fue desarrollado por la industria y muestra las cantidades de grasas, azúcar, fibra, sal y calorías en porcentajes de consumo recomendado respecto a una ración determinada por el fabricante, que rara vez coincide con la cantidad realmente ingerida por el consumidor, en lugar de basarse en 100 g de producto como el Nutriscore. 

Es más que probable que el que puedan convivir diferentes códigos de colores en los lineales de los supermercados, lejos de mejorar la cesta de la compra de los españoles, no haga más que confundir todavía más al consumidor. 

Como nutricionista, creo que si lo que importa es la salud de la población española (en la que no paran de aumentar las tasas de obesidad infantil y enfermedades asociadas), sería muy fácil darle una solución en lo que a etiquetado se refiere. Solo tenemos que mirar hacia Chile y copiar su sistema de los sellos negros. El sistema de los sellos negros que implantó Chile para luchar contra la epidemia de obesidad que sufría el país consiste en la obligatoriedad de marcar con un sello negro todos los productos que superen estos límites:

Límites alimentos sólidos y líquidos

Además también se prohíbe el uso de dibujos y personajes animados en los productos y se prohíbe la publicidad destinada a menores de 14 años, así como la venta de productos ultraprocesados en los colegios. 

Así, productos que en España se venden con apariencia de saludables, en Chile están obligados a llevar sellos negros. 

Y ya que estamos, también es sumamente necesario darle protagonismo a la lista de ingredientes. Ahí es dónde sabemos lo que estamos comprando, pero si está en letra pequeña, en el sitio más escondido del producto y además con un contraste de colores difícil de leer... nos encontramos con la situación en la que estamos ahora: que la gran mayoría de la población no sabe interpretar el etiquetado nutricional. 

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