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Acuerdan reducir en 10% el azúcar, sal y grasas, ¿buena noticia?

Ángeles Novo Martínez es Dietista-Nutricionista en la Clínica Pontón Fisioterapia

A pesar de la medida el azúcar seguirá estando en una proporción altísima en los productos ultraprocesados. PIXABAY
photo_camera A pesar de la medida el azúcar seguirá estando en una proporción altísima en los productos ultraprocesados. PIXABAY

El mes pasado, a finales de enero, saltaba la noticia de que Sanidad acordaba con la industria alimentaria la reducción de hasta un 10% de los azúcares, sal y grasas de los productos, algo que a priori puede parecer una buena noticia, pero… Vamos a analizarlo detenidamente.

Se supone que el Ministerio de Sanidad ha de velar por la salud de la población, pero ¿de verdad lo hace lanzando el mensaje de que a partir de ahora los ultraprocesados tendrán menos azúcar, grasa y sal? El azúcar, las grasas (refinadas y en algunos casos, hidrogenadas), y la sal seguirán estando en una proporción altísima en esos productos, de hecho en el caso del azúcar y las grasas seguirán encontrándose entre los primeros ingredientes de la lista (los cuales aparecen en orden de mayor a menor en función de la cantidad), y en lugar de advertir al público que está comprando un producto alto en sal, azúcar y/o grasas, lanzan el mensaje de que tiene un 10% menos, confundiendo al consumidor final, ya que lo lleva a pensar que ahora ese producto es mejor, cuando en realidad es lo mismo y los efectos para su salud siguen siendo los mismo que antes: picos glucémicos, destrucción de la microbiota intestinal, aumento del umbral del dulzor...

¿No sería mucho más fácil y beneficioso para la salud de la sociedad española que esos productos estuvieran obligados a indicar que son altos en grasa, azúcar y/o sal, y que los alimentos de verdad (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos...) tuvieran la ayuda del Ministerio con sellos saludables que indicasen que efectivamente éstos sí son buenos para tu salud, buenos para el corazón, buenos para bajar el colesterol...?

Actualmente el consumidor puede encontrarse sellos de salud (bueno para el corazón, baja el colesterol...) en productos con alto contenido en aceites refinados, harinas refinadas, azúcar o edulcorantes... De los cuales está comprobado que su consumo empeora la salud y son factores de riesgo frente a enfermedades metabólicas, cardiovasculares, o destrucción de la microbiota intestinal (íntimamente ligada con el sistema inmunitario).

Como parte de este acuerdo se encuentra el poner en primera línea en las máquinas dispensadoras los refrescos sin azúcar, apartando a un lugar menos visible los que tengan azúcar. Con esta medida repetimos el error de mezclar las calorías y lo recomendable o no recomendable. Todos sabréis que hace muy poco hubo una gran polémica porque se prohibió la publicidad de alimentos muy calóricos en el metro de Londres, quedando prohibida así la publicidad del aceite de oliva, cuando es de sobra sabido que, aunque sea un alimento calórico es saludable. Pues lo mismo en el caso de los refrescos, pero a la inversa, quitarle calorías por eliminar el azúcar no lo hace mejor para la salud del consumidor.

Dice Marta García Pérez, directora de Aecosan (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición) que en ningún otro país ha habido acuerdos tan potentes como este, a lo que hay que sumar la afirmación de Tomás Pascual Gómez-Cuétara, presidente de FIAB, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas, que haciendo esto las empresas ponen al consumidor en el centro de su actividad, pero como bien ha dicho la Ministra de Sanidad María Luisa Carcedo,  "Europa tiene uno de los niveles de seguridad alimentaria más altos del mundo, pero tenemos el nuevo reto de la obesidad" a lo que ha añadido:  "Las dietas poco saludables causan más muertes y enfermedades en todo el mundo que el consumo de alcohol, tabaco y drogas" y teniendo en cuenta que la OCU acaba de publicar un estudio que demuestra que España es el segundo país de la UE con tasas de obesidad infantil más altas. Si lo importante es el consumidor, ¿no deberíamos de mirar hacia Chile y su legislación de la etiqueta negra que obliga a la industria a informar de las altas cantidades de azúcar, grasas y sal, en lugar de informar de la reducción, pero no del contenido total?

Gracias a este acuerdo, productos lácteos (que no leche ni yogures naturales, ojo), refrescos, platos preparados y bollería podrán afirmar que sus productos tienen menos grasas, azúcar y sal ¿los hace más eso saludables? Rotundamente no. 

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