Opinión

Los chungos son otros

EN LUGO somos tan chungos que hasta los ingleses se acaban de enterar de que aquí tenemos una banda juvenil, "muy peligrosa", que organiza peleas multitudinarias al pie de un monumento romano llamado muralla. Somos tan chungos que ese mismo vídeo, protagonizado por menores, se difunde aquí y allá, en medios nacionales e internacionales, sin prejuicios sobre la repercusión que su visionado pueda tener sobre los propios protagonistas, la imagen de la ciudad o el efecto rebote que esa fama esporádica pueda tener entre los organizadores y espectadores de este tipo de peleas. No es bueno tirar piedras contra el propio tejado, por lo que pueda caer, pero debe de resultar bastante fácil enfocar la cámara, abrir el micrófono o publicar que los chungos son ellos, Los Chungalíes, esos chavales que acaban de saltar al Twitter o al Daily Mirror gracias al espectáculo mediático creado por cierta prensa y el coro de televisiones, con sus sesudas cabezas tertulianas, que le sigue detrás. La ética y los derechos ni se plantean. ¿Para qué? Total, pensarán, "los chungos son ellos".

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