Opinión

El debate sobre el debate

Los participantes en el debate. EFE
photo_camera Los participantes en el debate. EFE

COMO EL lunes tuve al grupo alborotado decidí este martes relajar el ambiente. Elaborar un programa de gobierno entre sensibilidades tan dispares genera tensiones, así que lo que propongo es una charla informal para conocernos mejor y afrontar la recta final de esta campaña en un ambiente distendido y cordial. Pensaba yo que comentar el debate del lunes entre todos los líderes de los miembros del grupo y hablar en líneas generales de la campaña generaría momentos de sana conversación y complicidad. Qué gran error.

Como era de esperar casi todos creen que su líder ha sido claro vencedor, salvo el votante de Ciudadanos, Renault Fuego Turbo, que reconoce que Albert Rivera no tuvo su mejor noche, pero echa la culpa indignado al trato que recibe por parte de los medios y del público: "Ya no sé qué podemos hacer para transmitir nuestro mensaje. Cuando éramos socialdemócratas porque éramos socialdemócratas, cuando nos volvimos liberales porque nos volvimos liberales. Cualquier día nos declaramos asmáticos y también parecerá mal. A ver: Albert Rivera se presentó en el debate con una colección de gadgets. Si saca un adoquín, mal; si saca un mapa, mal. ¡Sus padres abandonaron Málaga para levantar Cataluña! Pues mal también. Que os den a todos", y tras decir eso, Fuego Turbo se levanta, rompe su relación amorosa con Emilio Butragueño y se larga.

Debatir sobre un debate es complicado. Emilio Butragueño, la señora socialista, recupera al instante el amor de Doña Carmen Polo de Franco, el de Unidas Podemos. Le coge la mano y expone su opinión, en la que naturalmente declara a Pedro Sánchez vencedor del debate: "Pedro estuvo genial. Sereno, confiado, sin levantar la vista del atril. Prometió ir a Waterloo y traer a Puigdemont por las buenas o por las malas, digan lo que digan los jueces belgas y se mostró en todo momento como un líder sólido, capaz de no responder a una sola pregunta de sus adversarios. Para eso hay que valer". Butragueño besa a Doña Carmen y le dice: "Te toca, cari".

Doña Carmen Polo de Franco, feliz por recuperar de manera repentina e inesperada el amor de su vida, está eufórico. Dice que la victoria de Pablo Iglesias en el debate no es cosa sólo de él, de Doña Carmen, sino de la gran mayoría de las encuestas. "Puso en evidencia a Sánchez al tenderle la mano para pactar, otra vez. Prometió que hará devolver a los bancos los 60.000 millones que nos deben, prometió diálogo con los catalanes y se reafirmó en su discurso de izquierdas".

Mencía Jusapol, la votante del PP no está de acuerdo. Cree que desde que Pablo Casado se dejó barba para volver al centro las cosas van bien: "Le queda divinamente esa barba. Le hizo madurar. Cuando se dirige al público mira a la cámara como con amor. Convenció a muchos españoles de que la alternativa al desastre de Sánchez pasa por un Partido Popular fuerte y dispuesto a devolver a España al camino correcto. Eso piensa mi suegra y estoy de acuerdo con ella".

Mientras los demás hablan, la nacionalista Agnieszka Haakonsson pone cara de indiferencia. Por fin se decide a tomar la palabra para asegurar, ante el desconcierto general, que "a clara gañadora foi Ana Pontón, e nin siquera tivo que ir a Madrid para demostralo. Galiza estivo ausente do debate. Ninguén fixo a menor referencia ao noso país, pero ben que falaron dabondo de Catalunya e ata de Euskadi. Non hai mellor xeito de amosar a indiferenza coa que o Estado español trata a Galiza e por tanto a necesidade de ter representación no Parlamento español, cousa que sucederá segundo todas as enquisas. De esta vai!", exclama colocando de paso el lema del BNG.

El representante de Vox da un largo trago a su caipirinha, consulta la hora en su Rolex y comienza su exposición: "Abascal demostró que no somos todas esas cosas de las que nos acusan: fascistas, machistas, racistas y todo eso. Yo, por ejemplo, le compré este reloj por 5.000 euros a una desgraciada inmigrante sin papeles, ¿es eso propio de un racista o de un machista? ¡Si hasta tenemos a un diputado negro muy gracioso, que una vez hasta lo dejamos comer en la mesa de los niños! De lo que sí nos pueden acusar es de ser españoles. Hacemos campaña con música de Manolo Escobar. No digo más".

Esta sección me mata.

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