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Mike Love Rivera

ÚLTIMAMENTE, DESDE la moción de censura, cada vez que veo a Albert Rivera me recuerda a Mike Love, el cantante de los Beach Boys, o uno de ellos, el alto que se ponía siempre a la derecha y no tocaba ningún instrumento. Resulta que un día Brian Wilson, el cerebro del grupo, bajista, compositor y productor, les dijo a los demás que oía voces que lo amenazaban de muerte, que sufría crisis nerviosas y ataques de pánico y que en lugar de ir de gira prefería quedarse en casa componiendo el siguiente disco. Le dijeron que vale, igual porque nadie quiere irse de gira con un chico que oye voces.

Mike Love, nuestro Albert Rivera, se enfadó cuando escuchó las pistas de Pet Sounds, una de las grandes obras maestras de toda la historia del pop

cotaAsí que Brian se encerró en un estudio mientras los otros andaban a lo suyo. Cuando acabó la gira y regresaron a casa, se encontraron con que el disco además de compuesto ya estaba grabado, todo salvo las voces. Mike Love, nuestro Albert Rivera, se enfadó cuando escuchó las pistas de Pet Sounds, una de las grandes obras maestras de toda la historia del pop. Las nuevas canciones de Brian no hablaban de coches, ni de California ni de playas ni de chicas. Eran temas en los que habían participado más de 40 músicos, llenos de instrumentos, imposibles casi todos de tocar en directo, muy alejados del sonido y del estilo que adoraban sus fans. Pero lo peor de todo, lo que más debió molestar a Mike Love fue que Brian no había escrito ninguna canción para él. Todas las cantaba el propio Brian. Hasta ese momento la función de voz principal se había repartido entre los dos, aunque no importaba demasiado porque el sello de los Beach Boys eran las armonías vocales en las que participaba todo el grupo. Pero en muchas de las canciones de Pet Sounds no había tantos coros. La participación de Mike Love se volvía casi innecesaria. De la noche a la mañana había pasado de ser la estrella del grupo a ser un don nadie.

Hay vídeos de las sesiones de grabación y de algunas apariciones de televisión. Mike Love se pasa minutos enteros con cara de mala hostia quieto delante del micro hasta que llega el momento en que le toca cantar pa-pa-pá, pa-papá. Por si eso fuera poca cosa, se cubría la cabeza con un sombrero de piel, porque se estaba quedando calvo. Su papel en los platós mientras promocionaban el disco se limitaba a estar allí malhumorado y sin nada que hacer. Antes de Pet Sounds, en los pocos momentos en que no cantaba, se dedicaba a dar palmas y hacer el tonto para entretener al público, como hacía Rivera antes de la moción, que no olvidemos de quién estamos hablando. Pero las canciones nuevas de Brian Wilson eran tristes y no era plan de ponerse a dar palmas, o sea que ni eso podía hacer y como no tocaba instrumento alguno, se quedaba ahí, enfadado, con su gorro absurdo, mirando al suelo porque nadie le hacía caso. A veces cogía una pandereta o unos cascabeles y yo creo que todavía se enfadaba más.

Mike Love superó aquella etapa. Brian Wilson estaba grabando otro disco, Smile y tuvo que dejarlo a medias durante 40 años, lo que le llevó superar sus problemas psiquiátricos. Así que Love volvió a ser el protagonista e incluso logró componer un par de éxitos. Eso no sabemos si también le sucederá a Rivera. Ni usted ni yo somos profetas, brother. De momento Rivera está viviendo la etapa de Pet Sounds. Se sitúa a la extrema derecha del escenario con unos cascabeles y un gorro de piel y se queda esperando con mala cara a ver si le toca hacer un coro en algún momento. Cualquiera de los demás cobra protagonismo porque todos tienen un instrumento que tocar salvo él, y no le dejan cantar ni una sola canción.

Casado toca la guitarra y se ha vuelto más extremista que Rivera; Sánchez, al bajo, gobierna España y Pablo Iglesias se encarga de marcar el ritmo a la batería

Hasta hace unas semanas él cantaba la mitad de los temas, animaba al público, las listas de ventas le iban como la espuma, y todos y todas lo querían como pareja. Esto último lo mismo no es verdad, pero da igual. El caso es que las cosas le iban bien y de pronto, cuando regresó de la gira se enteró de que por el momento no es nadie, y que tanto la prensa como sus fans tienen otras cosas mejores que hacer, u otros a quienes seguir. Las encuestas lo tumban hacia abajo y no sabe qué hacer más que ponerse un gorro y tragarse la rabia.

Todos, a izquierda y derecha van aguantando el tirón; Casado toca la guitarra y se ha vuelto más extremista que Rivera; Sánchez, al bajo, gobierna España y Pablo Iglesias se encarga de marcar el ritmo a la batería. Lo único que salva a Rivera de una muerte segura en que en esta historia, desafortunadamente, no hay un Brian Wilson que haga de genio. Buena falta nos haría.

Pues eso, que cada vez que veo a Rivera lo imagino en el escenario con los Beach Boys, haciendo de Mike Love en Pet Sounds, con su gorra ridícula, su cara de mala leche y sus cascabeles, esperando a que alguien le deje cantar papa-pá, pa-pa-pá, y eso me hace gracia.

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