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Maquiavelo

TRAS LAS elecciones del pasado 24, a cada partido le tocaba interpretar los resultados y asumir el papel que los ciudadanos acababan de asignar a cada uno. Los del PP fueron los primeros en hacerlo. Reunidos en una cafetería de Campolongo , se despidieron y se fueron a sus casas. Les tocaba trabajar cuatro años más, con cuatro concejales menos, para representar a los ciudadanos liderando una oposición debilitada.

El BNG celebraba su victoria, primero en la rúa Marquesa y luego por los locales de copas que quedaban abiertos. También celebraban los resultados el PSOE, Marea y Ciudadanos. Hacían bien. Los tres habían derrotado a las encuestas y a los pronósticos como el mío, que les daba a todos ellos entre cero y un concejal, lo que da una buena medida de mi extraordinaria capacidad como analista. Los encuestadores y yo tenemos eso en común: nunca acertamos y nos quedamos tan tranquilos.

Aunque los tres partidos pequeños tenían motivos para la celebración, puede que no los tuvieran para venirse tan arriba. No tanto en el caso de Cuidadanos, pues en su ADN llevan el no pactar con nacionalistas, como en los de PSOE y Marea, cuyo mensaje al BNG fue más o menos el mismo: "Si Lores quiere pactar, que nos llame y acepte nuestras líneas rojas". Los días pasaban y Lores no llamaba más que para una reunión de portavoces en la que quedó claro que lo único que se podía pactar por el momento eran asuntos triviales, como la disposición de los asientos del pleno y el color de las flores si las hubiere. Así las cosas, los de Marea, se pasaron casi dos semanas sin soltar el teléfono por si recibían la llamada del BNG: "¿No ha llamado Lores? Es raro. Eso es que le duele la espalda. Llamará mañana, seguro". Finalmente, despechados, decidieron que no pactarían con Lores, como si Lores les hubiera propuesto un acuerdo. Como un adolescente al que la novia deja abandonado en la puerta de una discoteca, gritó Luís Rei : "No me dejas tú a mí. Te dejo yo a t"». Decidieron en asamblea que su candidato a alcalde sería el propio Luís Rei. Tiene muchas posibilidades, ojo, si consigue el apoyo del PP, del PSOE y de Ciudadanos, o bien que sólo se presenten Lores y él y que los once concejales que acompañan a Lores se abstengan y todos los demás también. Entonces ganaría 2-1. Todo puede pasar. Si la humanidad ha enviado naves a los confines de la galaxia, bien puede Luís Rei conseguir la alcaldía, que es mucho más fácil, y sin sacar las manos de los bolsillos.

El PSOE, por su parte, lanzó otro mensaje: "Si el BNG quiere entrar en el gobierno de la Diputación, nosotros debemos entrar en el del Concello". Bien, Agustín Fernández juega sus cartas como buenamente puede, que es lo que tiene que hacer. No le vendría mal que desde el PSOE de Vigo refrendaran ese mensaje, pero tampoco parece que Caballero vaya a complicar las negociaciones con el BNG. La diferencia, ya quedó dicho hace una semana, es que los socialistas necesitan al BNG en la Diputación, mientras Lores no necesita al PSOE para formar gobierno ni para ninguna otra cosa.

Entonces llegó Mosquera , ayer mismo. "Si alguien quiere jugar en el equipo del gobierno, no hay problema. ¿Que un concelleiro del PP quiere llevar el área de Cultura o Festas? Pues nosotros encantados. ¿Otro de Marea quiere Xardíns o Servizos Sociais? Lo hablamos. ¿El PSOE quiere Urbanismo? Le damos Urbanismo. Y así todo". Maquiavelo era un pipiolo al lado de Mosquera. Ayer, de cuatro patadas subió un balón al tejado de cada uno de sus rivales. Ello, detallando la propuesta, no implicaría un pacto de gobierno, ni mucho menos, pues de llegar llegaría después del día 13, dijo Mosquera. Es su manera de evitar que alguien diga que el BNG no ofreció un diálogo incondicional, de medir los tiempos enredando a todos y obligándoles a posicionarse. Y es también una manera de curarse en salud antes de negociar la Diputación, donde el BNG sí asumirá responsabilidades. El día 13 habrá gobierno en todo caso, precisó, y si durante esta próxima semana algún otro grupo quiere asumir el compromiso de presidir una comisión o encargarse de un área en concreto, sólo tiene que decirlo, aunque la oferta seguirá en pie a lo largo de todo el mandato.

Esa oferta de Mosquera tiene todo el aspecto de un bombón envenenado. Previsiblemente nadie la aceptará, pero planeará sobre el salón de plenos durante los próximos cuatro años. "Non lle gusta como facemos tal cousa? Vostede tivo a oportunidade de facelo mellor, e non quixo. Rexeitou a nosa oferta incondicional e xenerosa". Mientras tanto, esta semana todos harán lo que Mosquera espera de ellos: contestar a su propuesta mientras van pasando los días hasta que llegue el próximo sábado 13.

En cuanto a la Diputación, dijo, cualquier negociación se hará en base a programas, “preferentemente co PSOE”. Este lunes el BNG avanzará su posición con respecto a ese tema, aunque viendo cómo Mosquera ofrece a todos su victoria en el Concello, donde el BNG no necesita a nadie, si yo fuera Abel Caballero me echaría a temblar.

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