Opinión

Tanxugueiras de España

NO SE trata de ganar o perder. Es cómo lo haces, hay que saber hacerlo. Ambas cosas. Incluso hay algun@s que saben perder mejor que otros ganar. Esa delgada línea —aunque a veces es gruesa como una soga— separa dos mundos marcados por la actitud personal: pundonor ante el rival, saber estar, elegancia. No todo el mundo la tiene. 

Tanxugueiras, sí. Las tres gallegas ya han entrado en la historia de Eurovisión (sin haber ido) con una canción que parece sacada de un spot de Vivamos como galegos. Su estética moderna, su galleguidad sin fronteras —lingüísticas e idiosincrásicas—, su look rompedor, sus sempiternas sonrisas, han conseguido un hito: ahora son Tanxugueiras de España. Con un tema en gallego. Sí, y qué. 

Olaia, Sabela y Aida se han metido a los españoles en el bolsillo como en su día hizo Rosa López, Rosa de España, en la primera edición de Operación Triunfo. Y al ganar ellas, ganamos todos los gallegos. Vinieron a recordar que tenemos motivos para sentir orgullo de lo que somos y de lo que fuimos. Algunos ya lo sabíamos, pero los de fuera quizás no. Han conseguido ellas solitas unir a todo un país delante del televisor. Como el Luar, oigan. 

El pasado sábado uno de cada dos televisores encendidos en Galicia veían el mismo programa: Benidorm Fest. ¿Saben lo difícil que es eso? Lo nunca visto, desde el Mundial de Suráfrica. No se hablaba de otra cosa, jóvenes y mayores, en casa y en el trabajo, todos a una. 

Se palpaba la ilusión. Tanxugueiras, con su mensaje de modernidad anclado en la tradición, y Rigoberta Bandini eran las opciones, el pueblo no contemplaba otras. Pero, al final, no hubo ni ai-la-ra-la-la ni lo-lo-lo. Qué va. 

Habló el jurado y se calló la voz popular. ¡Ay, mamá!

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