Opinión

Nunca caminarás solo

Michael Robinson. ARCHIVO
photo_camera Michael Robinson. ARCHIVO
Michael Robinson hablaba muy bien español, para ser inglés. No es esa una cuestión baladí, dada la tirria que tienen a aprender otro idioma. Pero Michael fue diferente, hasta en eso. Su español, con su marcado acento british, era una de sus señas de identidad. A él, como ahora le ocurre al pianista británico James Rhodes, le fascinó España y sus costumbres desde el primer día que llegó a Pamplona como jugador de fútbol. Años después se convirtió en un emblema de la comunicación deportiva con su Informe Robinson. Su prematura muerte nos deja huérfanos de sus enseñanzas, su humor tan inglés y su humanidad. Por eso él nunca caminará solo, como su Liverpool del alma.

Comentarios