Opinión

Hipócritas navideños

Somos unos hipócritas redomados los españoles. Además de envidiosos y cainistas —qué majos somos, ¡eh!— ahora resulta que estamos sumidos en un sinvivir por la Navidad. Todos nos encontramos deshojando la margarita: ¿podré ir al pueblo? ¿podré ver a mi madre? ¿abrirán los bares? Hasta alguno echa de menos al cuñado coñazo. Quién nos lo iba a decir hace doce meses, cuando una gran mayoría —de 50 años para bajo, especialmente— despotricaba contra las reuniones familiares masificadas, el griterío de los niños y las cenas de empresa. ¿Se acuerdan? Cuánto daríamos ahora por recuperar aquellos maravillosos momentos. Yo, que adorno mi casa con primor navideño, lloro de alegría solo de pensarlo.

Comentarios