El lunes me iban a tocar 50 euros. O eso creía yo, ingenua de mí. Estaba tan confiada, que entre viajes y trabajo no consideré necesario hacer el trámite en las primeras horas del 1 de noviembre. ¡Ilusa de mí! Miren si lo soy que había planeado incluso en qué gastármelos. Pero no contaba con que me iban a coger la delantera la friolera de 39.000 gallegos, que en solo 19 horas agotaron los bonos de cultura de la Xunta. Me confié, normalmente no hay peleas por ir a exposiciones, comprar libros o asistir al teatro. Va a ser verdad que la pandemia ha cambiado para bien a los españoles. Bienvenido sea, pero a mí se me quedó la cara como la Oda a la tristeza de Neruda. Un poema.
