Opinión

Cifu porque sí

SOLO COINCIDÍ con Cifu una vez. Ocurrió en 1990, si la memoria no me falla (con los años los recuerdos se entremezclan y resulta complicado separarlos) y su presencia me quedó grabada porque se convirtió en mi primer entrevistado. Había quedado con un amigo común, Antonio , un abogado malagueño que cumplidos los 40 se matriculó en Periodismo. La sempiterna bulliciosa cafetería de la facultad, sin duda la más marchosa de toda la Complutense, fue el escenario de un encuentro que no entrará en los anales del periodismo. Por supuesto, por mi inexperiencia y mis escasos conocimientos del jazz, más allá de Ella Fitzgerald, Nina Simone y Charlie Parker. Pero él hico caso omiso y respondió como si tuviese enfrente a Ana Pastor. Un señor respetuoso y educado, cualidades que luego con los años comprobé que no venían siempre en el pack. Nunca más volví a verlo, pero sí a escucharlo en 'Jazz porque sí', el programa más emblemático del jazz en España. Su voz se apagó a los 74 años, pero su legado permanecerá vivo en todos los oyentes que durante 44 años aprendieron cada día un poquito más con él. Adiós, maestro.

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