Opinión

Benedicta es Dios

Benedicta no necesita presentación, ni siquiera apellido. Solo hay una y es única, irrepetible y maravillosa. Con su famosa bolsa de compra a cuestas, la lucense es como Dios: omnipresente. Esta mujer menuda, pizpireta, que se dejó el pelo largo por exigencias del guion, es un prodigio de sabiduría. Ella podrá decir que su paso por el mundo ha dejado impronta, que no ha sido en vano. Pero las mieles de éxito —Goya a la mejor actriz revelación y homenajes por doquier — no ocultan las hieles que la han acompañado en este largo camino. La emigración, el logro de la independencia personal y la maternidad en solitario forjan el carácter. A cualquiera, y a ella que es una chica lista, más.

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